El deseo de buscar sonido está llegando a unos niveles tan elevados, que es necesario que se le vaya cortando las alas a todo el que intente volar por esa ruta.
En menos de una semana dos personas han sido llevadas a la justicia por amenazas e improperios en contra del presidente de la República, y lo han hecho como si se tratara de cualquier similar.
El primero fue un «tiktoker» de nombre Yonevi Sánchez, al que se le conoce como “Chimbanbly”, quien por suerte no tuvo cerca al presidente al momento que estaba diciendo todas las barbaridades que salieron de su boca. Hoy está cumpliendo tres meses de coerción en La Vega.
Luego fue la señora Yrene Sosa Tavárez, de 66 años, quien con una Biblia en manos sólo le faltó darse golpes ella misma, porque exhibía deseo de hacer lo que decía.
Corrió con la suerte de que sólo se le impuso medida de garantía por 50 mil pesos y presentación periódica. Cada vez que alguien haga ese tipo de torpezas, se le debe aplicar una sanción ejemplar que le quite el deseo a cualquiera que esté pensando hacer lo mismo.
Libertinaje fuera de control
Nadie puede alegar que están haciendo uso de su derecho a la libertad de expresión. Simplemente es un libertinaje que hasta parecería terrorismo, por la forma en que se han expresado esos dos personajes, y no se puede permitir que eso continúe pasando sin consecuencias.