Cuando este espacio es utilizado para alguna nota editorial optimista, se hacen sentir los se molestan o se burlan. Incluso, no faltan quienes hablen de contubernio con la clase dominante.
Pero, por suerte, son muchos más los que elogian que en medio de tanto bullicio salga a relucir cómo muchos dominicanos han decidido ser emprendedores, creando fuentes de empleos al margen de las grandes empresas, o como el ciudadano ordinario sale cada día a ganarse la vida honradamente.
Basta ver la publicación mensual que hace la Oficina Nacional de Propiedad Intelectual para descubrir la enorme cantidad de proyectos incubados por dominicanos pujantes.
Muchos mueren en el camino, algunos sobreviven. Sin embargo, impresiona la cantidad de los que deciden volver a empezar.
Entidades prominentes como el Parque Cibernético y las telefónicas Altice y Claro tienen programas de apoyo a iniciativas de jóvenes emprendedores en el área de la tecnología, en los que participan exitosos emprendedores en ese sector .
Los dominicanos asisten, quizás sin caer en la cuenta, a la cuarta revolución industrial con entusiasmo y determinación.
El país ha avanzado y seguirá avanzando, porque el dominicano no se queda quieto.
También causa satisfacción descubrir la cantidad de figuras nuevas que se han lanzado a la política con la ilusión de contribuir al proceso de dar el salto que nos distancia del tercer mundo.
Aun los que se burlan de las notas editoriales optimistas, usan “teléfonos inteligentes” para transmitir sus mensajes a través de modernas redes 4G.
Pues sí, el país avanza, aunque nos gustaría que lo hiciera con mayor rapidez.
Nos esperan grandes retos para subir los siguientes escalones, pero serán escalados como hemos hecho cada vez que como nación se nos han presentado tiempos difíciles.