Los legisladores, por lo visto, rinden más cuando trabajan bajo presión. Convocados por el Poder Ejecutivo a una legislatura extraordinaria, hicieron lo que se esperaba de ellos y por poco convierten en ley el proyecto de Código Penal, que se ha vuelto mayor de edad en el Congreso.
Ahora tienen por delante la legislatura ordinaria y empiezan a paso de tortuga, como si nadie estuviera esperando por ellos.
Hay que imaginar las dificultades que confrontarán los titulares del Senado y de la Cámara de Diputados para conseguir una legislatura productiva con una campaña electoral prácticamente abierta desde lo más alto a lo más básico de los partidos y del poder en el país.
Hay que desearles suerte a Eduardo Estrella y a Alfredo Pacheco, en sus afanes por un trabajo con mayores resultados.
Y por cierto
Y si se quiere una muestra de lo que puede ser el Congreso Nacional en estos días, mírese nada más la demostración del diputado Pedro Botello, que el lunes pasado, un día en el año para recibir en el Congreso Nacional al Presidente de la República con invitados especiales y memorias, se puso a la cabeza de una demostración pública de su causa política. Las consecuencias, por casualidad, no fueron peores.