Los obispos dominicanos realizan gestiones con sus pares haitianos para que el liderazgo de la Iglesia Católica de ambos países medie en un entendimiento que permita una solución satisfactoria para ambas partes a la crisis surgida por la construcción del lado haitiano de un canal que desvía las aguas del río Dajabón.
Confiesan que la situación de violencia que vive Haití ha dificultado los encuentros y visitas “in situs” para agilizar esa mediación, pero que los presidentes de las conferencias episcopales de los dos países contemplan reunirse para tratar el tema y agilizar la mediación.
La incidencia y liderazgo de la Iglesia Católica en los dos lados de la frontera puede facilitar una conversación racional a pesar de las pasiones y tensiones históricas en las relaciones de Haití y República Dominicana.
Resulta muy probable que la Iglesia Católica, por su carácter universal, sea la única institución que permanece en pie en un Haití controlado por las bandas, aunque eso no garantice que los obispos o sacerdotes puedan moverse con plena libertad.
La mediación de los obispos dominicanos y haitianos puede facilitar un entendimiento para normalizar las relaciones fronterizas entre estas dos naciones que comparten la isla.
Organismos internacionales como la Organización de Estados Americanos han sido tan ineficaces en el manejo de la situación en Haití que hasta en su rol de mediación han tenido dificultades para mostrar resultados.
Esperamos que en medio de la crisis y violencia del vecino país, los obispos de ambos lados de la frontera puedan accionar y mediar en este conflicto que ya tiene unos tres meses.