Gemma Williams, de 24 años, de Manchester, estuvo a punto de morir por una septicemia, una infección grave que afecta a todo el organismo. Esta se la provocó un tinte negro aplicado en el cabello.
A las horas de echárselo, el tinte comenzó a abrasarle la piel y le provocó un enrojecimiento en ojos y orejas. Ante la reacción alérgica, fue de urgencia al hospital, donde le suministraron esteroides y antibióticos para la inflamación.