En los recién transcurridos días navideños y de año nuevo seguramente a muchos de nosotros nos tocó tener que hacer un brindis y de repente no sabíamos qué decir.
Formular un brindis, ciertamente, es un arte. Hay que tener gracia, talento, profundidad y sensibilidad para hacerlo bien. En mis manos ha caído un librito que contiene varias fórmulas para ser usadas según la ocasión de que se trate, no sin una gota de humor o de ironía. Por ejemplo éste: Brindo por mi banquero, ese gran amigo que me presta un paraguas cuando hace sol y quiere que se lo devuelva cuando llueve.
Entre varones: Brindo por la mujer, que antes era nuestro superior y ahora se empeña en ser nuestro igual.
Entre médicos: Brindo por la Medicina, la única profesión que trabaja incesantemente por destruir la razón de su propia existencia.
Brindis entre amigos: Brindo porque siempre seamos felices y contentos, y porque nuestros enemigos lo sepan.
Otro muy bueno entre amigos: Que tengas suficiente felicidad para mantenerte dulce; suficientes pruebas difíciles para mantenerte fuerte; suficientes penas para mantenerte humano; suficiente esperanza para mantenerte alegre; suficientes fracasos para mantenerte humilde; suficiente éxito para mantenerte entusiasmado;
suficientes amigos para mantenerte confortable; suficiente fe y confianza en ti mismo, en tus asuntos y en tu país para mantenerte alejado de la depresión; suficiente riqueza para satisfacer tus necesidades y suficiente determinación para hacer de cada día un dia mejor que ayer.
Este otro es muy hermoso: Que nuestro hogar sea siempre demasiado pequeño para recibir a todos nuestros amigos.
Para finalizar, transcribo éstos propios para distintas ocasiones:
Por todos nuestros parientes, que olviden nuestros defectos y corrijan los suyos.
Brindo porque el mejor día que hemos vivido sea peor que el peor día que está por venir.