Santo Domingo.- El sistema de pronósticos del Banco Central de la República Dominicana (BCRD) proyecta que la economía crecería entre 4.0 % y 4.5 % en próximo año, manteniéndose cercana a su nivel potencial en 2027.
En ese contexto, se anticipa que la inflación se mantenga dentro del rango meta de 4.0 % ± 1.0 % durante los próximos dos años, en un entorno de política monetaria activa.
Asimismo, se prevé una mayor dinamización de la actividad productiva en 2026, impulsada principalmente por la flexibilización de las condiciones monetarias y el aumento de la inversión pública.
El Informe de Política Monetaria, publicado el 23 de diciembre, indica que la coordinación entre las políticas monetaria y fiscal contribuiría a que el crecimiento económico se sitúe entre 4.0 % y 4.5 % al cierre del próximo año.
Para 2027, se estima que la economía mantendrá una expansión alineada con su nivel potencial.
El documento explica que un entorno financiero más favorable se reflejaría en una mayor expansión del crédito privado en moneda nacional, el cual continuaría creciendo a tasas superiores a las del PIB nominal.
En ese sentido, el crédito privado en moneda local se expandiría entre 10 % y 12 % al cierre de 2026, y entre 9 % y 11 % al término de 2027, en consonancia con la evolución de la actividad económica alrededor de su potencial.
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Generación de divisas
Las actividades generadoras de divisas conservarían el buen desempeño observado en 2025, por lo que se proyecta que el balance de la cuenta corriente se sitúe en -2.0 % del PIB en 2026.
En relación con la balanza comercial, las exportaciones totales alcanzarían aproximadamente US$16,500 millones en 2026, lo que representaría un crecimiento de 7.7 %, favorecido por tasas arancelarias de Estados Unidos inferiores a las inicialmente anunciadas, especialmente en diversos productos agrícolas.
En el sector servicios, los ingresos por turismo aumentarían en 0.7 %, hasta ubicarse en US$11,300 millones en 2026. De igual forma, se estima que las remesas familiares alcancen cerca de US$12,200 millones en ese mismo período, para un crecimiento interanual de 3.0 %.
En relación con los flujos de inversión extranjera directa se situarían en torno a los US$4,900 millones, permitiendo financiar en su totalidad el déficit de la cuenta corriente.
El informe precisa que las importaciones se recuperarían gradualmente en línea con la evolución de la demanda interna. Para 2026, se espera un incremento de 2.9 %, hasta alcanzar un monto aproximado de US$31,000 millones. En particular, las importaciones no petroleras crecerían 4.5 %, compensando la contracción de 6.0 % en las importaciones de combustibles, en un contexto de menores precios del crudo.
En 2027, el déficit de la cuenta corriente se ubicaría en 2.3 % del PIB, respaldado por el comportamiento favorable de las remesas, los ingresos turísticos y la inversión extranjera directa, que alcanzarían alrededor de US$12,700 millones, US$11,700 millones y US$5,100 millones, respectivamente. En ese período, se estima que las importaciones crezcan a una tasa anual de 5.3 %, mientras que las exportaciones lo harían en 3.3 %.
En materia de finanzas públicas, el Presupuesto Nacional contempla un gasto de capital equivalente al 2.5 % del PIB en 2026, lo que contribuiría a estimular la demanda interna. Se proyecta que el gasto total del Gobierno central aumente en 4.4 %, en cumplimiento de la Ley de Responsabilidad Fiscal que regula el crecimiento del gasto primario.
De esta manera, el déficit del Gobierno central se ubicaría en torno a 3.2 % del PIB, mientras que el balance primario registraría un superávit de 0.5 % del PIB.
Perspectiva de precios
En cuanto a los precios internos, las proyecciones del BCRD apuntan a que la inflación interanual permanecería dentro del rango meta de 4.0 % ± 1.0 % durante los próximos dos años, bajo un esquema de política monetaria activa. El sistema de pronósticos estima que la inflación se situaría entre 3.5 % y 4.0 % al cierre de 2026 y 2027.
Entre los factores que incidirían en la trayectoria inflacionaria, se prevé que los precios del transporte y la vivienda se mantengan estables, mientras que la inflación de alimentos y bebidas se moderaría conforme se disipen los choques externos y los efectos de los eventos climáticos ocurridos en el último trimestre de 2025.
Por el lado de la demanda, las presiones inflacionarias continuarían contenidas, en un entorno en el que la brecha negativa del producto se reduciría gradualmente. En este contexto, el sistema de pronósticos sugiere que la inflación subyacente se ubicaría en torno a 4.0 % al cierre de 2026 y se mantendría dentro del rango meta en 2027.
Respecto al balance de riesgos y escenarios alternativos, las proyecciones presentadas corresponden al escenario central estimado por el sistema de pronósticos del BCRD. No obstante, en un contexto de elevada incertidumbre global, persisten riesgos que podrían alterar la trayectoria prevista de las principales variables macroeconómicas.
Posibles riesgos en distintos escenarios
Los riesgos asociados al crecimiento presentan un sesgo a la baja. Un agravamiento de los conflictos geopolíticos a nivel global podría mantener elevada la volatilidad internacional, con repercusiones sobre la actividad económica mundial.
Asimismo, un debilitamiento de la economía de Estados Unidos o cambios en su política económica podrían afectar la demanda externa más de lo anticipado.
Adicionalmente, ante mayores presiones inflacionarias en Estados Unidos, las condiciones financieras externas podrían flexibilizarse a un ritmo más lento de lo previsto.
En un escenario de mayor incertidumbre vinculada a nuevos cambios en la política arancelaria estadounidense, las exportaciones dominicanas podrían verse impactadas, afectando negativamente el crecimiento económico. En contraste, la economía local podría expandirse por encima de lo esperado si se registra un mejor desempeño de la economía estadounidense, acompañado de un mayor impulso de la inversión privada.
Otro escenario contempla que un impacto menor al previsto de la política arancelaria de Estados Unidos o una transmisión más rápida de la política monetaria, que implique una mayor flexibilización de las condiciones financieras internas, podría generar una dinamización de la economía nacional superior a la proyectada.
De materializarse algunos de estos riesgos, las proyecciones de crecimiento económico podrían desviarse del escenario central. A modo ilustrativo, un aumento de la incertidumbre que afecte la inversión privada podría reducir el crecimiento en alrededor de 0.6 puntos porcentuales en 2026, con una recuperación gradual hacia su nivel potencial en 2027.
En este contexto, la política monetaria podría adoptar un sesgo más expansivo ante el deterioro de la demanda interna y menores presiones inflacionarias futuras.
Por otro lado, si las condiciones financieras locales se flexibilizan más de lo previsto, la actividad económica podría crecer aproximadamente 0.2 puntos porcentuales adicionales en 2026.
En este caso, una transmisión más rápida de la política monetaria en el corto plazo permitiría una flexibilización posterior más gradual, debido al mayor dinamismo de la demanda interna, lo que podría generar presiones inflacionarias más elevadas en el horizonte de política.
En cuanto a la inflación, el balance de riesgos se mantiene equilibrado. Por un lado, el componente importado podría resultar mayor al estimado, como consecuencia de un aumento de la inflación en Estados Unidos asociado a los aranceles, o de un alza en los precios del petróleo derivada de mayores tensiones geopolíticas en el Medio Oriente.
De igual forma, una mayor persistencia de choques externos y eventos climáticos podría incidir en precios de alimentos más elevados a nivel local. En contraste, la inflación podría ubicarse por debajo de lo proyectado si se produce una desaceleración del crecimiento mundial o si una mayor oferta de petróleo presiona a la baja los precios del crudo.
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Dilenni Bonilla
Periodista egresada de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), con diplomados en Comunicación Estratégica, Economía, Finanzas y Fondos de Pensiones.