Celso Juan Marranzini, Alejandro Fernández W., Héctor Valdez Albizu, Rossanna Ruiz, Miguel Ceara Hatton y Eugenia Vargas.
Santo Domingo.-Aunque para este año el Banco Mundial (BM) destinará unos 120 millones de dólares para enfrentar el cambio climático en República Dominicana, todavía estos recursos siguen siendo insuficientes para mitigar sus efectos.
Así lo indicó Eugenia Vargas, gerente regional de la Corporación Financiera Internacional (IFC, por sus siglas en inglés) del BM, quien además, dijo que es necesario que en el país se aumente el financiamiento ya que este fenómeno natural incide sobre varios sectores de la economía.
“Estos recursos son apenas el comienzo, estamos hablando con los bancos para hacer crecer la cartera de crédito. Es relevante atender al cambio climático porque no sólo se producen daños en la infraestructura, sino sobre el empleo y la capacidad de producción del país, por esto es importante que la nación se prepare”, apuntó.
Estas declaraciones fueron ofrecidas durante la firma del protocolo Verde, una iniciativa impulsada por la Asociación de Bancos Múltiples de la República Dominicana (ABA), y donde varios directivos de la banca privada del país se comprometieron a establecer un marco de acciones para abordar los desafíos ambientales y climáticos.
El ministro de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Miguel Ceara Hatton, señaló que para fortalecer la capacidad de movilizar el financiamiento climático, se está dando pasos para la creación de un vehículo nacional de financiamiento verde.
Este vehículo incentivará la colocación de financiamiento de parte de los bancos a través de instrumento financieros innovadores.
Asimismo, se apalancará las alianzas público-privadas, trabajando en estrecha colaboración con el sector privado para maximizar el impacto de los proyectos, con el objetivo de impulsar la transición hacia una economía baja en carbono y resiliente al clima.
“Estamos explorando vías innovadoras, como el canje de deuda por naturaleza, con el fin de ampliar las fuentes de financiamiento y promover la inversión en proyectos destinados a la conservación y protección del medio ambiente”, explicó Hatton.
Apuntó que las entidades tienen la capacidad de canalizar inversiones hacia proyectos sostenibles, de promover prácticas crediticias responsables y de fomentar la adopción de criterios ambientales, sociales y de gobernanza en sus operaciones. A través de la colaboración se puede generar prácticas financieras más verdes y responsables.
Sectores productivos
— Mayor impacto
La economía depende en gran medida de sectores sensibles al clima como la agricultura, silvicultura y la pesca, lo que la hace altamente susceptible a los fenómenos meteorológicos.