¿Bin Laden? ¿Quién era ese?

¿Bin Laden? ¿Quién era ese?

¿Bin Laden? ¿Quién era ese?

Algunas noticias son tan impactantes que se roban durante días y días los titulares de primera página, de tal manera que no dejan espacio para otros temas ni tiempo para reflexionar sobre sus consecuencias.

El mejor ejemplo lo tenemos con la muerte de Osama Bin Laden. Toda la atmósfera terrestre pareció saturarse de Bin Laden desde el instante en que se conoció el suceso.

Las llamadas “redes sociales” prácticamente reventaron hablando de Bin Laden en cualquier latitud del planeta, en cualquier idioma.

 Otras noticias, como la beatificación de Juan Pablo Segundo o la boda de los príncipes ingleses, apenas le daban por los tobillos a la noticia del líder de Al Qaeda.

Pero como toda regla tiene sus excepciones, por lo menos en la República Dominicana, se dio el caso de que Bin Laden pasara rápidamente a un segundo plano, gracias al rápido giro que experimentó el caso Figueroa Agosto con la confesión de Sobeida, que echó al agua a todos sus co-acusados de narco y lavado.

El caso Sobeida –como muchos prefieren llamarlo- ha convertido a este país en el único lugar del mundo donde, si se menciona el nombre del terrorista más buscado del universo, cualquier ingenuo podría preguntar: “¿Bin Laden?¿Quién era ese? ¿Era otro pariente de Sobeida?”



El Día

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