Bienvenido, señor Blinken

Bienvenido, señor Blinken

Bienvenido, señor Blinken

República Dominicana ha sido un socio tradicional de Estados Unidos. Desde el inicio de nuestra vida republicana, como pueblo que se independizó de Haití, hemos compartido con Estados Unidos concepciones trascendentes, entre ellas el apego a los valores de la democracia.

En esta oportunidad recibimos la visita del secretario de Estado de los Estados Unidos de América, que viene con una agenda propia de dos naciones preocupadas por la democracia.

La crisis haitiana y la manipulación político-electoral en Venezuela están en el centro de esa agenda. Son dos casos con génesis diferentes, pero igualmente trágicas.

Frente a ambas situaciones, el Gobierno dominicano ha dado una valiente muestra de responsabilidad y se ha colocado en el lado correcto de la historia.

En relación con Venezuela, de lo que se trata es de una dictadura que ha provocado una crisis humanitaria y para robarse las últimas elecciones ha desatado una atroz persecución contra sus opositores.

Lo de Haití tiene su origen en la incapacidad de las administraciones para hacer efectivo el Estado y evitar su colapso.

Derrumbe este que puede ser verificado en muchas manifestaciones de la vida pública y privada de aquel país, entre las que destaca la violencia provocada por bandas de criminales que controlan parte del territorio.

En ambos casos, República Dominicana ha adoptado la posición correcta y ha cargado un alto costo por ello.
La visita del señor Antony Blinken debe constituirse en un espaldarazo al Gobierno dominicano y consensuar posturas que fortalezcan sus posiciones con relación a esas crisis.

Esperamos del señor Blinken que no quiera poner más carga sobre los dominicanos, sino colaborar para que tengamos los respiros necesarios para seguir fortaleciendo nuestro apoyo a la democracia y a las soluciones reales de los factores que afectan a Haití y a Venezuela.
Bienvenido, señor Blinken, a República Dominicana.