Es sensato y conveniente que la JCE acepte contar manualmente los votos en más de 800 mesas para satisfacer los reclamos de una facción peledeísta y otros partidos políticos.
La claridad nunca perjudica a la verdad. En la narrativa leonelista, que buscaba deslegitimar a la JCE desde antes de las primarias y luego pobremente argumentada, una “evidencia” del fraude alegado es que con un 75% de los votos contados, no podía cambiar la tendencia favorable menor al 0.5%. ¡Qué disparate! Un ratico antes iba delante con margen mayor Gonzalo Castillo.
Dicen los impugnadores que estadísticamente, con tantos votos contados las tendencias son irreversibles. Pero no fue así antes ni después, porque la diferencia era mínima. Inicialmente ganaba Gonzalo, después momentáneamente Leonel. Mientras ganasen la JCE era maravillosa.
Esas fluctuaciones son perfectamente entendibles dadas las mesas que faltaban por contarse, en municipios muy danilistas.
Sospecho que aun si la revisión confirma los resultados, los perdidos seguirán pataleando. Las rabietas irracionales casi siempre son así, impermeables ante irrefutables razones lógicas ni satisfacciones transparentes.
