El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, emitió este martes una orden ejecutiva para restringir el acceso irregular de migrantes al país y dificultar el asilo.
El anuncio llega en un momento en el que miles de personas de diversos países sin permiso para entrar a territorio estadounidense cruzan cada día la frontera desde el norte de México.
El mandato presidencial, divulgado por la Casa Blanca en un comunicado, impedirá a estas personas recibir asilo cuando las autoridades consideren que la frontera sur está «desbordada».
La agencia Associated Press (AP) citó a funcionarios del gobierno al asegurar que la puesta en vigor se producirá cuando el número de cruces en la frontera supere los 2.500 diarios durante una semana.
Los últimos siete días se sobrepasó esta cifra, por lo que la orden de Biden podría entrar en efecto la medianoche del martes al miércoles.
Las restricciones estarían vigentes hasta dos semanas después de que el número de accesos por día sea igual o inferior a 1.500 en un promedio de siete días, según AP.
El mandato de Biden contempla que los migrantes que no expresen temor de regresar a sus países de origen tras cruzar la frontera serán expulsados de Estados Unidos en cuestión de días o incluso horas, y se les impondrá una prohibición especial de 5 años para acceder al país.
Para aquellos que sí expresen miedo a regresar a sus países, sus casos serán examinados por autoridades estadounidenses especializadas en asilo político bajo unos estándares más altos que los que se emplean actualmente.
El pasado mes de mayo unos 3.800 migrantes cruzaron la frontera cada día y se practicaron en total 118.000 detenciones, una cifra alta pero inferior a los niveles máximos del pasado diciembre cuando superaron las 250.000.
La orden presidencial se produce cinco meses antes de las elecciones del 5 de noviembre, en las que previsiblemente se enfrentarán Biden y el expresidente Donald Trump y en las que la inmigración irregular se presenta como uno de los asuntos de debate más candentes.
El gobierno de Estados Unidos ya tiene un acuerdo vigente con México, que se comprometió a aceptar hasta 30.000 ciudadanos al mes de Cuba, Haití, Nicaragua y Venezuela a quienes se haya negado la entrada en Estados Unidos.
También existe un programa de libertad condicional humanitaria que permite la entrada por vía legal a Estados Unidos de hasta 30.000 solicitantes de asilo cada mes procedentes de los cuatro países mencionados.
«Un asalto al derecho a buscar asilo»
Algunos activistas de temas migratorios criticaron la medida del gobierno de Biden poco después de su anuncio.
«Es desafortunado que la política esté llevando la conversación sobre inmigración en una dirección cada vez más restrictiva», dijo Jennie Murray, presidenta y directora ejecutiva del Foro Nacional de Inmigración.
«Si bien no hay duda de que Estados Unidos necesita abordar mejor los desafíos en la frontera, el uso de la autoridad legislativa es preocupante», añadió.
Guerline Jozef, directora ejecutiva de Haitian Bridge Alliance, que trabaja con inmigrantes haitianos en la frontera, calificó el anuncio como «un asalto directo al derecho humano fundamental a buscar asilo».
«Esta política de la era Trump dejará a miles de personas vulnerables, incluidas familias, niños y quienes huyen de la violencia y la persecución, sin la protección y el refugio que necesitan», añadió Jozef.
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