Benjamín Herodes o Herodes Netanyahu

Benjamín Herodes o Herodes Netanyahu

Benjamín Herodes o Herodes Netanyahu

Rafael Chaljub Mejìa

Cuenta la leyenda bíblica que al enterarse del nacimiento del niño Jesús, el rey Herodes el Grande, se quedó confundido y por si algo le faltaba, acudieron a su palacio tres magos que desde el oriente habían llegado a Belén. La misma leyenda cuenta que los magos le dijeron al rey que en aquella comarca había nacido el rey de los judíos, el que vino a destronarte.

Admitamos que tres forasteros le dijeran cosa semejante en las mismas barbas al monarca, sigamos el hilo del relato y recordemos la brutal determinación que tomó Herodes: degollar a todos los niños de cuatro años abajo para liberarse así del temor de ser alguna vez sustituido de su cargo.

Herodes pasó a ser el símbolo de la crueldad contra los niños, hasta que más de veinte siglos después, apareció uno en Israel que vino a arrebatarle el triste honor.

Benjamín Herodes o Herodes Netanyahu ha emprendido una guerra en la cual, a bombazo vil y a punta de bala, mueren más niños que soldados en el frente.

Con el ataque del 7 de octubre, Hamás le brindó el pretexto que Israel y su primer ministro necesitaban para poner en movimiento la más sangrienta operación contra el pueblo palestino de Gaza, cuya extinción y la conquista y sometimiento de esa otra parte del territorio palestino, son los objetivos del sionismo israelí.

Una de las más poderosas y despiadadas maquinarias militares del presente ha sido puesta en movimiento y todo cuanto hay de honrado y digno en este mundo, ha tenido que ser testigo indignado de los bombardeos más demoledores de estos tiempos, y de los operativos de unas tropas adoctrinadas hasta el fanatismo.

Vi en televisión a un joven soldado israelí decir con la frialdad más espantosa que él dispara a todo palestino que se mueva porque en Gaza no hay inocentes.

Resultados, de los casi treinta mil muertos, más de la tercera parte son niños. Sin contar el trauma dejado para siempre en el espíritu de los infantes que logren sobrevivir a aquella carnicería.

El nuevo Herodes podrá ganar militarmente la guerra y, sobre un cementerio de niños, ostentar la ensangrentada corona que le ha arrebatado a su antecesor, pero él y la entidad sionista que representa, han quedado desenmascarados y manchados para siempre con sangre inocente.

Que dejen de seguir reivindicando el papel de víctimas y asuman el que les corresponde, el de verdugos.