Una espesa vegetación sirve de muralla a uno de los lugares de belleza mejor guardada de la provincia de Monte Plata, el Salto del Doce. ELIESER TAPIA
El Salto del Doce es uno de los múltiples atractivos turísticos con que cuenta el distrito municipal de Gonzalo de la provincia de Monte Plata.
Pese a todo, es poco popular, lo que contrasta con su vegetación exuberante, así como el frescor y la profundidad de sus aguas.
Fue nombrado así en honor a los números que le asignaban a las parcelas de caña de azúcar. Los oriundos del lugar cuentan historias que rayan en lo místico, pues es tal la belleza, que no sería difícil llegar a creer que el mismísimo Poseidón tiene instalada en el lugar una casa de veraneo bajo el agua.
Cómo llegar
El punto de encuentro es en Gonzalo. Queda a unos 800 metros más allá de la entrada a Sabana Grande de Boyá del lado oeste de la vía si el viaje lo realiza desde Santo Domingo. Deberá estar atento al conducir, ya que la señalización es casi nula.
No obstante, los lugares a visitar han sido grabados en las plataformas más comunes de mapa como lo son el Waze y el Google Maps.
Para acceder al Salto se debe volver a la autopista del Nordeste desde Gonzalo y retornar unos cien metros en dirección a Santo Domingo.
Una callejuela no señalizada conduce hasta unos terrenos que suelen utilizarse como parqueo justo al lado de una casa de familia (la única del lugar).
A partir de ahí, deberá de disponer de tiempo para caminar al menos unos veinte minutos entre la arboleda del lugar.
Se encontrará en el camino con muchas matas de Guayaba, de las cuales podrá disfrutar posterior a evaluar que no existan panales de avispas en ramas.
3 Balnearios distintos
Se encuentran de camino al Salto del Doce en la comunidad de Gonzalo, Monte Plata.
Saltos previos
Hace calor, mucho calor. No deje de llevar agua consigo. Aunque se dirige al Salto del Doce, de camino se encontrará con otros dos de similar consideración.
El primero de ellos es La Vuelta del Culo, pero por lo que implica el nombre asignado, en el mapa fue registrado por el guía Miguelángel Betances solo como: La Vuelta.
Los lugareños tienen su explicación. Dicen no conocer de un solo visitante que no haya resbalado cayendo sobre sus nalgas, de donde surgió el nombre.
Es el lecho del río Boyá, fuente acuífera que alimenta el municipio Sabana Grande de Boyá.
El lecho del río alberga a la vez pequeñas cavidades en las que pueden entrar una o dos personas. En La Vuelta, se puede nadar con confianza y solo hasta allí, valdría la pena la visita.
Más del trayecto
Prosiguiendo el camino por el mismo lecho del río, se llega al charco Los Profesores. Nombrado así porque para finales de año escolar, las excursiones escolares solían detenerse allí debido a que las aguas se prestan para el baño de infantes. No hay sorpresas.
Llegado a este punto, se inicia el último de los trayectos: El Salto del Doce, que queda a unos cinco minutos de distancia.
Es en esencia, un descenso de terreno sobre el que cae el agua del río y que por la presión de las mismas se ha ido agrandando con el paso del tiempo.
Es de una profundidad considerable. Un chaleco salvavidas le permitirá disfrutar sin preocupación del balneario.
Sobre el pueblo
Gonzalo es un pueblo de gente humilde, forjado originalmente a la sombra del municipio de Sabana Grande de Boyá y al que se accede con facilidad por la autopista del Nordeste.
Hace poco más de cuatro años, la ganadería, la agricultura y el cultivo de la caña de azúcar encontraron un eventual rival de producción que ya empieza a dar sus primeros pasos: la llegada de visitantes ansiosos de disfrutar de sus fuentes acuíferas.
“Aquí contamos con el Salto de Socoa, senderismo en el Parque de la Biodiversidad, el yacimiento del Salto de Socoa, dos ríos subterráneos, la Cueva de los Murciélagos, el Charco Azul y el Salto del Doce”, dice Miguelángel Betances, quien es la persona que se encargó de dar a conocer algunos de los atractivos antes citados, utilizando las redes sociales.
Así empezó
Betances, un veinteañero que estudia Lenguas Modernas, encontró su pasión mientras realizaba una asignación universitaria.
“Tenía que dar materias que tienen que ver con el turismo y en una ocasión se hizo una excursión a Caño Hondo para conocer el Parque Nacional de Los Haitises. Eso me motivó a desarrollar el turismo rural en mi pueblo y de ahí surgió el proyecto Gonzalo es Bello”, explicó.
Betances afirma que inició publicando fotografías tomadas con su celular. Cuando llegaron los primeros visitantes ni siquiera contaba con un monto para honorarios.
Pero todo se fue construyendo sobre la marcha y, a la fecha, cuenta con un equipo de diez personas que hacen la labor de guías, parqueadores, personal de seguridad y cocina.
Suele recibir con frecuencia grupos que superan el medio centenar de personas a los que ofrece como opción gastronómica la cocina de las amas de casa de Gonzalo.
El entusiasta joven ve en la gestión una forma de ayudar a los habitantes de su comunidad.