Cuando el Banco Central Europeo (BCE) recorta las tasas, Dinamarca generalmente hace lo mismo con el fin de defender su paridad con el euro. Pero el jueves rompió ese patrón.
Irónicamente, la decisión del presidente Mario Draghi de llevar la tasa de depósito del BCE a un mínimo récord de -0,3 por ciento hizo subir al euro, terminando con la guerra de divisas que ha molestado a los responsables de las políticas desde Suiza a Dinamarca y más allá.
Los bancos centrales de Suecia, Noruega y la República Checa ahora enfrentan menos presión para devaluar sus monedas después que el paquete de estímulo que puso en ejecución Draghi resultó más pequeño de lo que muchos habían esperado.
Después de tener a los mercados a la expectativa de fuegos artificiales, el recorte de la tasa de Draghi de 10 puntos base fue más pequeño de lo que algunos operadores e inversionistas habían esperado.