Santo Domingo.- El cúmulo de desechos sólidos en las aceras del país y en otras ciudades de la región se ha convertido en una de las principales barreras que obstruyen el libre tránsito de las personas con limitaciones motoras que utilizan sillas de ruedas, así como de los no videntes.
Además de los obstáculos físicos y la falta de rampas arquitectónicas que permitan acceder con facilidad a edificaciones, se suman los cables eléctricos en mal estado, que en muchos casos han provocado lesiones e incluso la muerte de transeúntes.
La denuncia fue realizada por Francina Hungría, representante de la Fundación Francina, y José Beltrán, presidente de la entidad. Ambos, en condición de no videntes tras perder la visión en distintas circunstancias, asumieron la defensa de las personas con discapacidad visual para impulsar su autonomía.
Durante su participación en el Almuerzo Semanal del Grupo de Comunicaciones Corripio, donde promovieron la conmemoración del Día Internacional del Bastón Blanco el próximo 15 de octubre, adelantaron que como parte de la fecha celebrarán el Congreso de Accesibilidad Urbana, enfocado este año en el impacto que genera la mala disposición de la basura en los espacios peatonales.

Lea también: El bastón blanco, un instrumento que abre caminos a los no videntes
La problemática ha sido evidenciada en experiencias de profesionales y figuras públicas que, al vendarse los ojos y caminar por la ciudad, han comprobado las hostilidades que enfrenta cualquier peatón y, especialmente, las personas con discapacidad visual, quienes se topan con obstáculos que resultan insalvables.
Francina Hungría recordó que, según la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de las Naciones Unidas, las limitaciones no se definen solo por las condiciones físicas o sensoriales, sino por las barreras impuestas por el entorno.
Impacto de los residuos en la accesibilidad
“Desde 2019 hemos abierto un diálogo sobre accesibilidad urbana y este año hemos puesto la lupa en la gestión de los residuos y su impacto en la calidad de vida”, explicó Hungría.
De su lado, José Beltrán señaló que la accesibilidad también pasa por garantizar servicios básicos como agua potable, salud, iluminación y seguridad ciudadana.
En ese contexto, los desechos sólidos se convierten en un problema que afecta a todos, pero que resulta aún más dañino para adultos mayores, embarazadas, niños pequeños y personas con enfermedades crónicas, al exponerse a vectores transmisores de dengue, leptospirosis y malaria.
Por ello, este año el eje de reflexión será “Cómo los residuos sólidos impactan la calidad de vida”, coincidiendo con la entrada en vigor de la Ley de Residuos Sólidos, orientada a la economía circular. El objetivo es sensibilizar sobre cómo un manejo eficiente de los desechos reduce barreras, mejora la movilidad, eleva la calidad de vida e incluso disminuye los costos por accidentes.
Beltrán recordó que, durante una vaguada en 2022, una persona no vidente cayó de un puente en la zona del V Centenario y casi perdió la vida.
También advirtió sobre los riesgos que representan las barandas en áreas de construcción y la falta de sistemas pluviales eficientes, que afectan tanto a personas con discapacidad como a toda la población.

Bastón Blanco: símbolo de autonomía
La Fundación Francina impulsa la campaña Bastón Blanco, con el apoyo de distintas entidades, mediante la cual han establecido un almacén de estos instrumentos, distribuidos de manera gratuita y adaptados a la medida de cada usuario.
Desde 2013, cuando Francina asumió su discapacidad, ha defendido la necesidad de garantizar herramientas y condiciones que permitan la inclusión plena de las personas con limitaciones sensoriales en los espacios laborales, educativos y sociales.