HABANA, Cuba.- El presidente Barack Obama ha firmado toda clase de libros de visitas durante su presidencia, pero el mensaje que dejó a los cubanos debe quedar para la historia.
“Es un gran honor rendirle homenaje a José Martí, que dio la vida por darle la independencia a su patria. Su pasión por la libertad y la autodeterminación viven en la gente de la Cuba de hoy”, Obama escribió usando una tinta oscura tras haber depositado una corona y haber recorrido el monumento dedicado a la memoria de José Martí, en la Plaza de la Revolución.
Martí fue un poeta, periodista y escritor influyente que se convirtió en el símbolo de Cuba en su lucha por su independencia de España en el siglo XIX.
Antes de que una guardia de honor depositara la corona de flores a los pies de la escultura de mármol, se vio ondear la bandera y se escuchó el himno de Estados Unidos en la Plaza de la Revolución, donde se pudo ver a Obama con la icónica efigie del revolucionario Ernesto “Che” Guevara de fondo.
Tras la ceremonia, Obama se saltó el protocolo para pedir a su equipo que le tomaran una foto con esa efigie de “El Che” a su espalda, algo poco habitual es ese acto solemne, en el que le acompañó el vicepresidente del Consejo de Estado cubano, Salvador Valdés Mesa.
El complejo que forma la Plaza y el Palacio de la Revolución son un ícono de la Cuba revolucionaria. La Plaza, rodeada además por ministerios y la Biblioteca Nacional, se hizo famosa por servir de escenario para los actos que presidió el líder Fidel Castro, que hechizaba a cientos de miles de personas en discursos de horas. Ese mismo lugar fue escenario de marchas del día del trabajador, el primero de mayo, de las masivas misas papales de Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco y hasta conciertos de música. (