LA HABANA.— La bandera estadounidense comenzó el viernes a ondear en la nueva embajada de ese país en La Habana tras una ceremonia encabezada por el secretario de Estado John Kerry, quien exhortó a Cuba a desarrollar una auténtica democracia.
Al son de los tambores, tres soldados subieron la enseña patria estadounidense a un asta ubicada frente a la sede diplomática con el azul del mar como fondo.
Decenas de invitados especiales y centenares de cubanos que se acercaron a la nueva embajada fueron testigos del momento que simboliza el relanzamiento de las relaciones diplomáticas.
Una ceremonia similar se desarrolló el 20 de julio en Washington con la sede isleña. Unos minutos antes Kerry leyó un discurso con algunos párrafos completos en español.
La radio y televisión cubanas transmitieron toda la ceremonia y tradujeron las palabras del funcionario. “Estamos convencidos de que lo mejor para servir al pueblo cubano sería una auténtica democracia, donde la gente es libre de elegir sus líderes, expresar sus ideas, profesar su fe”, dijo Kerry. “Corresponde a los cubanos forjar el futuro de Cuba”, agregó.
Kerry arribó el viernes a Cuba para encabezar la ceremonia tras medio siglo de ruptura diplomática. Vestido de traje azul y ayudado por un bastón, fue recibido en el aeropuerto capitalino por Lidia Margarita González, vicedirectora de protocolo de la cancillería, y sin hacer declaraciones se marchó en una caravana de automóviles.
Kerry completó con su presencia el protocolo que comenzó con una ceremonia similar el 20 de julio frente a la sede diplomática de la isla en Washington. Con esta doble ceremonia se relanzan las relaciones diplomáticas bilaterales después del triunfo de la revolución cubana de 1959.
A partir de entonces, Estados Unidos empezó a aplicar una política de sanciones cada vez más fuertes en un intento por provocar un cambio de sistema en la isla.
La nueva embajada estadounidense es un edificio vidriado de siete pisos ubicado frente al Malecón de La Habana y casi bañado por las olas del mar.
Desde los balcones de los edificios cercanos se veían banderas gigantes de Cuba y algunas de Estados Unidos y unas 200 personas se apostaron desde las siete de la mañana en el Malecón para ver la ceremonia.
“No me lo quería perder”, dijo a The Associated Press Marcos Rodríguez, de 28 años, ingeniero de una empresa eléctrica y quien llegó con dos amigas.
Unos metros más allá se apostaron Sandra Escribano, de 17 años, y Daniel, Matos de 18, quienes aseguraron que se habían levantado a las seis de la mañana para ser testigos del momento histórico.
Muchas personas trajeron sus sombrillas para protegerse del sol y otras, sobre todo jóvenes, sacaban fotos y videos con teléfonos celulares.
El jefe de la diplomacia estadounidense viaja con una delegación integrada entre otros por su negociadora con las autoridades cubanas de estos siete meses, la secretaria adjunta Roberta Jacobson, y senadores como Jeff Flake, Patrick Leahy y Barbara Boxer.
Varios líderes cubano-estadounidenses estuvieron presentes en la ceremonia. “Tenemos relaciones diplomáticas, ahora podemos ponernos a trabajar de verdad”, dijo Wayne Smith, un diplomático estadounidense retirado que fue testigo del cierre de la delegación de su país en 1961, sirvió en Cuba durante la presidencia de Jimmy Carter y esta semana regresó a la isla para el acto del viernes.
Por la parte cubana estuvo al momento de izarse la bandera la directora General de Estados Unidos del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, Josefina Vidal, contraparte de Jacobson en los diálogos que permitieron el relanzamiento diplomático.
Aunque se quedará menos de 24 horas, se espera que Kerry tenga una apretada agenda que contempla encuentros con su par cubano, el canciller Bruno Rodríguez, con el cardenal Jaime Ortega y con líderes de la disidencia.
Esta constituye la primera visita en siete décadas de un diplomático estadounidense de su nivel luego de que Edward R. Stettinius estuviera en la nación caribeña en marzo de 1945 bajo la administración del presidente Harry S. Truman.
Los presidentes Raúl Castro y Barack Obama sorprendieron al mundo entero el 17 de diciembre al informar que comenzarían un proceso de relanzamiento de las relaciones diplomáticas.
Pero Cuba asegura que una regularización de los nexos no es posible sin el levantamiento del embargo y la devolución de la Base Naval de Guantánamo que Estados Unidos retiene en territorio de la isla.
Washington, por su parte, demandó a la nación caribeña pluralismo político y libertad de asociación.