Santo domingo.–Dos de las autoridades más poderosas del mundo -la presidenta de la Reserva Federal de los Estados Unidos, Janet Yellen, y el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi- explicarán esta semana al público y a los políticos cómo piensan impulsar una recuperación económica deslucida.
Por el momento, hay muy pocas cosas nuevas que puedan decir y hacer. Yellen, que prestará declaración ante la Comisión Económica Conjunta del Congreso, está en mejor posición en términos relativos.
La economía se recupera de una desaceleración producto de las condiciones meteorológicas y las profundas heridas de la crisis financiera global cicatrizan. Los mercados parecen sentirse cómodos con sus políticas, mientras que el recelo de la comunidad académica y otros observadores del banco central ha cedido.
No le pasa lo mismo a Draghi, que el hoy presidirá una reunión del Consejo Gobernante, el cuerpo de mayor jerarquía del BCE, y mantendrá luego una conferencia de prensa.
Una revisión a la baja del pronóstico de crecimiento de la Comisión Europea ha subrayado las dudas respecto del alcance de la reciente aceleración de la actividad económica.
A los gobiernos europeos les preocupa una paridad cambiaria demasiado fuerte, así como una debilidad del sistema bancario y de crédito. También existen temores legítimos en relación con el riesgo de una deflación, además de una seria amenaza estanflacionaria producto del deterioro de la situación en Ucrania.
La perspectiva es de un período de estancamiento similar al de Japón -lo que comprende una década perdida para los desempleados de Europa.