Balanza

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Balanza

Ana Blanco

Decir no puedo. Ser capaz de afirmar: no tengo la respuesta. Suena tan sencillo, pero en la práctica nos cuesta hacerlo porque tememos parecer incompetentes.

Pero creo que en el fondo es más un tema de ser aceptados. De sentir que uno es útil para los demás al siempre tener, eso, una respuesta.

Pero a la larga no solo es agotador sino que hace que uno se sienta solo. Sí. Cuando eres el que soluciona, pocas veces pides ayuda y menos te la ofrecen.

En ocasiones hay que saber soltar, decir que no todo lo sabes y no todo lo puedes y dejar que alguien más te ayude.

Suena también a control. Imagino que sí, cuando eres tú quien lleva las riendas todo parece más fácil. Pero no es posible multiplicarse por cien, y eso que conozco personas (hombres y mujeres) que son capaces de hacer mil cosas y todas bien.

Pero volviendo al origen. No creo que reconocer debilidades te haga más débil. Es el primer paso para ser capaz de sentir que a pesar de ellas o con ellas eres un ser completo. Y cuando haya que abrazar una vulnerabilidad hacerlo igual que una fortaleza.

Son parte de ti como esencia y lo malo es cuando te controlan, no cuando aprendes a vivir con ellas.
Al final, de eso se trata.

De una balanza, de unas imperfecciones que son tuyas y te definen, de unas virtudes que te hacen destacar, pero el paquete es completo y cuando logras aceptarlo como tal, esa sensación de plenitud es maravillosa.

Así que ya saben. Pueden decir que no. Pueden afirmar que no tienen la respuesta para todo. Dejar que otros les ayuden y de vez en cuando permitir que esos rasgos no tan buenos salgan. Al final, siempre serán ustedes.



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