Balance

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Ana Blanco

Alguien a quien quiero mucho tiene una tradición a finales de año de pasar balance haciendo una lista de diferentes cosas.

Aquellas para recordar, las que hay que mejorar, los retos aún por alcanzar, los momentos más inolvidables… Y así varias más.

Me parece un ejercicio maravilloso porque es una forma de revivir lo bueno y de cerrar aquello no tan bueno para recibir el nuevo año llenos de fuerza.

Creo incluso que es algo que deberíamos hacer de manera recurrente, vamos tan deprisa que pocas veces nos paramos a pensar o analizar lo que estamos viviendo.

De una cosa pasamos a la otra y no somos capaces de pasar balance de las cosas. Si lo hacemos reviviremos esos momentos que nos han hecho felices y volveremos a serlo, y podremos ver lo malo desde una perspectiva más lejana que nos permitirá quedarnos con el aprendizaje que nos trajo, porque no hay mejor forma de quitarle el poder a lo negativo que quedarte solo con aquello que te ha enseñado. Acaba un año, empieza otro.

Es un sentir increíble de oportunidades, de algo que comienza y te permite sobre todo seguir avanzando. Me gusta mucho esa sensación porque es como si el camino empezara de cero y las metas fueran muchas y buenas. Les deseo que su cierre sea aquel que necesitan, no tanto el que quieren, y el nuevo comienzo sea igualmente la ventana para mirar hacia delante con esperanza, fuerza y felicidad.

Y no crean que soy de las que creo que por pensar en positivo todo se soluciona, pero sí creo que no hacerlo lleva a que todo sea peor. Así que desenpolven sus buenos recuerdos, suelten los malos y abran su mente y su corazón a todo lo que están por llegar. Espero que sean muchas sonrisas.



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