Bajo la lluvia

Bajo la lluvia

Bajo la lluvia

Llueve mucho. A raudales. Pero ella sale como cada día, nunca le han parado las gotas por muy fuertes que caigan, y no va a empezar ahora.

Recuerda la primera vez que sintió que tenía que demostrar más por ser ella, era una niña y no le permitían hacer algo porque era “cosa de varones”.

No entendió la diferencia. Igualmente lo hizo. Fue también cuando supo que soñar era lo único que nadie le podía controlar.

Cada vez que su imaginación volaba, así lo hacía su corazón. Su mente, mientras, estaba siendo amarrada a límites, adjetivos y directrices. Pero ella soñaba, y ahí era libre.
Qué curioso, a los lugares a los que la lluvia te puede llevar.

Camina rápido, no le gusta llegar tarde, la responsabilidad es de números enteros, no hay mitades. Lo eres o no lo eres. La responsabilidad no conoce la palabra género.

Como no lo hacen la fuerza, valentía, coraje, inteligencia… Porque al final te define cómo te ves a ti misma y no cómo te ven los demás. Si dejas de soñar para encajar, si permites que te digan lo que puedes o no puedes hacer das la razón a quienes piensan que no mereces las mismas oportunidades.

Es tan simple como eso. Igualdad no es ser iguales. Igualdad es que personas diferentes tengan la mismas posibilidades de decidir.

Definitivamente se está poniendo nostálgica cuando se acerca ese día en el que todos defienden a las mujeres, y ella como cada día se da cuenta de que tiene que seguir caminando bajo la lluvia, sin importar lo que los demás hagan, piensen u opinen.

Sigue soñando para ser libre, no acepta las injusticias bajo ninguna bandera, le encanta ser mujer y ante todo no permite que nadie le diga que no puede.



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