Por: Raphy D Oleo
Las comparaciones de cosas y acciones del ayer y el hoy resultan odiosas, y para los conservadores de antes y los cavernícolas de ahora resultan muy molestosas. El contraste es tan brusco que las definiciones a veces rayan en lo ofensivo. En el plano artístico y comunicacional, estas verdades se convierten en líneas descriptivas de un mundo que roza lo inmoral y grosero.
Ayer la comunicación era información, entretenimiento y diversión. Hoy es un circo en busca de views donde los payasos compiten en quien provoca menos risa con más estupideces.
Antes, el espectáculo era la manera de llegar a la riqueza a través del arte, ahora es el arte de llegar a lo ridículo para conseguir riqueza.
Ayer el baile era la exhibición de sugeridos movimientos de caderas para llegar al sexo, hoy es la exhibición del sexo para llegar al bolsillo.
Antes la música se definía como la creación y organización de silencios y sonidos para que nuestro cerebro la perciba armónica y melódica. Hoy es la combinación de sonidos inarmónicos para silenciar nuestro natural cerebro melódico.
El vestuario era la ropa convertida en segunda piel para la representación de un espectáculo,
ahora es la mínima ropa que cubre los orificios y protuberancias de nuestra primera piel.
Ayer la moral funcionaba como intención, decisión y acción de hacer lo correcto, hoy es
lo correcto cuando la acción es a nuestra conveniente intención.
Pero donde la cosa se ha puesto extrema es con el dinero. Ayer era el medio para satisfacer el deseo de conseguir un c… Hoy, el dinero es el resultado del uso del c… como medio para conseguir un deseo. Definitivamente, el ayer es ahora ¨muy complicado¨ y ha sucumbido a un hoy ¨arrogante y veleidoso¨, el cual nos impone sus modales a capa y espada o a fuego y azufre.