Podemos definir a la biblioteca municipal como un espacio para la lectura, la investigación, la capacitación, el estudio y la convivencia.
Algo que, en principio y con este avance tecnológico que sufrimos, parecería incomprensible por las generaciones presentes.
Estos espacios comunitarios se destacan principalmente, por la participación activa de los vecinos, convirtiéndolos en sitios cuasi familiares.
La cultura y el saber contribuyen al sano esparcimiento y determinan la formación del carácter futuro del niño o niña. Más que servir como eje cultural y de aprendizaje, obviamente es, además, un centro con tecnología acorde a las exigencias del presente.
Imagínese usted amigo lector, la cofradía en los barrios en torno a estos lugares si decidiéramos utilizarlos para la formación en valores mediante la inculcación del amor por los libros y la lectura comprensiva.
Sin temor a equivocarnos los barrios serían lugares más armoniosos, con menos delincuencia, ambientes más amigables y obviamente, un futuro promisorio para el país sin comparación, pues los ciudadanos del mañana serían más capaces de manejar sus diferencias en otros matices, ya que aún no desarrollasen educación superior, el altruismo sería parte de su formación básica.
Sabemos que existe una avalancha de actividades recreativas por las cuales los niños se inclinan o preferirían antes que amar los libros, sin embargo, el amor por la lectura facilita el aprendizaje, por lo cual es fundamental concienciarnos de los beneficios que tendrá para el futuro de los niños el hecho de que desde que aprenden a leer, comienzan a saber.
La lectura fomenta la creatividad y la imaginación haciendo que sientan más interés por las cosas que les rodean, aprendiendo nuevas palabras, mejorando su vocabulario, su agilidad mental y aumentan su cultura.
Leer aporta grandes beneficios a todas las personas independientemente de su edad, por tal razón, nunca es tarde para iniciar el compromiso de amar los libros.
Dando el ejemplo es más fácil lograr que los niños se interesen.
En un breve recorrido por la ciudad de Santo Domingo de Guzmán hemos podido apreciar una gran carencia de estos espacios en barrios y sectores. Sin embargo, es el ayuntamiento que, podría decirse, posee la mayor cantidad de estas plazas en comparación con los demás gobiernos locales del país.
Barrios como Gualey, Ensanche Espaillat, 24 de abril y Villas Agrícolas poseen bibliotecas municipales.
Para este año 2021 la Alcaldía del Distrito Nacional ha anunciado la construcción de tres más; sectores como Manganagua, Villa Juana y Puerto Isabela serán beneficiados con estos espacios vitales de manifestación máxima de expresión cultural. Aún nos falta mucho por cubrir, pero la clave del éxito sería, además de construir, no dejar que cierren sus puertas por falta de personal o mantenimiento de sus infraestructuras.
Como dato adicional y para completar la idea, y así nuestros amigos lectores sepan lo dramática que es la situación de las bibliotecas municipales, basta con informarles que al nivel nacional y excluyendo al Distrito Nacional, a duras penas existen menos de 35 a lo largo del país.
Más de 48 mil km cuadrados y casi 400 gobiernos locales evidentemente no tienen en sus agendas la promoción de la lectura, en consecuencia, sabemos por qué nuestra sociedad es cada vez más inculta y obviamente menos desarrollada.
“Solo la cultura salva los pueblos”, Pedro Henríquez Ureña.
*Por Víctor Féliz Solano