Madrid.– El consumo de energía renovable se estancó en 2021 pese a la suma récord de nueva capacidad verde y creció menos que el uso de combustibles fósiles, lo que provocó un aumento histórico de las emisiones de CO2 en todo el mundo, según un informe de la organización internacional sin ánimo de lucro REN21.
Según la misma fuente, el informe pone de manifiesto que la transición energética no se está produciendo “pese a la promesa de recuperación ecológica mundial tras la pandemia de la covid-19”, lo que hace “improbable” que se lleguen a cumplir los objetivos climáticos fundamentales durante esta década.
En la segunda mitad de 2021 se desató la mayor crisis energética de la historia moderna, que se ha visto agudizada por la invasión rusa de Ucrania y una crisis mundial de materias primas sin precedentes.
Esto ha llevado a muchos países a “buscar nuevas fuentes de combustibles fósiles y a quemar más carbón, gas y petróleo”, ha advertido la directora ejecutiva de REN21, Rana Adib, en un comunicado.
El informe, que cumple su decimoséptima edición, recoge que, a pesar de las importantes medidas de recuperación ecológica en muchos países, el fuerte repunte económico impulsó un aumento del 4 % del consumo final de energía, lo que contrarrestó la apuesta por las tecnologías verdes.
Ese aumento fue cubierto en su mayor parte por combustibles fósiles, lo que, a su vez, provocó el mayor aumento de emisiones de dióxido de carbono de la historia- más 2.000 millones de toneladas a nivel mundial en el 2021.
Según Adib, la respuesta a la crisis energética y de precios desatada por la invasión de Ucrania son las renovables, que deberían ser prioridad en toda política económica e industrial porque, a su juicio, “no se puede combatir el fuego con más fuego».
Aunque para hacer frente a la crisis, tanto la Unión Europea como los estados miembros han impulsado numerosas medidas para acelerar la transición energética, lo cierto es que la mayoría ha aprobado en paralelo subsidios a los combustibles fósiles, ha lamentado.
“Las industrias del carbón, petróleo y gas natural son las principales beneficiarias de las respuestas de los gobiernos a la crisis energética, ganando a la vez ingresos e influencia”, según Adib. Sólo entre el 2018 y el 2020, se destinaron 18 billones de dólares (7 % del PIB mundial) a subsidios a combustibles fósiles, en algunos casos, como el de la India, al mismo tiempo que reducían el apoyo a las renovables.
“Esta tendencia revela una distancia preocupante entre la ambición y la acción e ignora las múltiples oportunidades y beneficios de la transición hacia una economía y una sociedad basadas en las energías renovables, que incluyen la posibilidad de una gobernanza energética más diversificada e inclusiva”, concluye el informe, en el que han participado 625 expertos.