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Cuando se trata de pies, somos lo que comemos.
Las selecciones de la Copa Mundial dependen este año de un equipo cada vez más profesional de chefs y nutricionistas que tratan la comida como combustible, tanto para el cuerpo como para la mente, a través de los platos de sus países.
Los italianos trajeron pastas, parmesano y vino, los suizos muesli y chocolate, y los estadounidenses envases de manteca de cacao y jalea.
Danielle LaFata, nutriólogo que trabaja con la selección estadounidense, cuida que los atletas soporten el calor bochornoso de los estadios de fútbol de Brasil con cosas como kiwi y bananas.