PARÍS, Francia.-El atentado de Niza, ciudad de la Riviera Francesa conocida en todo el mundo, asesta un nuevo golpe al turismo en el país, que ya se tambaleaba desde los ataques yihadistas de 2015.
El paseo de los Ingleses de Niza, donde un camión embistió a la multitud que se había congregado para ver los fuegos artificiales con motivo de la fiesta nacional, es un lugar muy transitado por los turistas, tanto franceses como extranjeros.
Niza es, tras París, la segunda ciudad de Francia más popular entre los turistas. En 2015, recibió 2,26 millones de visitantes, según Euromonitor.
La fecha del atentado es muy emblemática: el 14 de julio se celebra la toma de la Bastilla y es la fiesta nacional francesa.
La sucesión de atentados podría poner en riesgo una de las principales fuentes de ingresos en Francia, estimó Georges Panayotis, presidente de la firma de consejo especializada en turismo MKG.
«Ya no estamos en el terrorismo clásico, en el que unos meses después de un atentado la actividad económica vuelve a la normalidad», señaló.
La acumulación de ataques en el último año y medio, que han dejado un gran número de muertos, «desalentará a los turistas durante un tiempo», auguró Panayotis.
‘Anulaciones masivas’
«Desde ayer hemos tenido anulaciones masivas», dijo a la AFP Denis Cippoloni, presidente de los hoteleros de Niza y miembro del Umih, el principal sindicato hotelero.
La Organización Mundial del Turismo (OMT) expresó su solidaridad con la ciudad: «Niza es y seguirá siendo uno de los destinos turísticos de Francia y del mundo. Frente a esas fuerzas oscuras, debemos estar más que nunca unidos para combatir esta amenaza global», declaró su presidente, Taleb Rifai, en un comunicado.
El turoperador alemán TUI propuso a los clientes que hubieran reservado un viaje a Niza hasta el 31 de julio cambiar o anular su viaje sin gastos adicionales.
Varios eventos culturales, como un concierto de Rihanna en Niza el viernes y un festival de jazz que debía empezar el sábado, fueron cancelados.
El impacto económico de este ataque será aún mayor tomando en cuenta que la Riviera Francesa es un destino codiciado por acaudalados turistas que pasan sus vacaciones en los hoteles y villas de lujo de la región, o que vienen en yates a pasar unos días en la costa mediterránea.
El sector turístico, que representa el 7% del Producto Interno Bruto (PIB) de Francia y genera dos millones de empleos, directos e indirectos, se tambaleaba desde los atentados de 2015.
El pasado miércoles, día en el que se celebró el primer «comité de urgencia económica» dedicado al turismo, el ministro de Relaciones Exteriores, Jean-Marc Ayrault, había pedido una «movilización general» para que Francia mantenga su puesto de primer destino turístico mundial.
La llegada de turistas a París en vuelos regulares cayó desde enero un 11%, pero las otras ciudades francesas habían logrado mantener e incluso registraron un aumento del 1%.
Esta tendencia se disparó desde principios de mes, con un aumento del 11% de las llegadas en aviones en los primeros 10 días del mes de julio.
El ministerio de Relaciones Exteriores informó a principios de semana sobre un aumento de las reservas en el último minuto desde algunos países europeos, sobre todo gracias a la Eurocopa de fútbol.
El viernes, las acciones de grupos hoteleros como AccorHotels y la compañía de renta de vehículos Europcar perdían un 4% en la bolsa de París.