Nuestros políticos asumen el concepto populista, de hacer obras, edificaciones, monumentos, etc., porque deja mejores resultados políticos, la gente la ve y aprecia, olvidándose de hacer los esfuerzos necesarios para formar un mejor ciudadano.

Y lo podemos apreciar, en la calidad de la educación, que a pesar de la gran inversión que se ha hecho, no hemos avanzado prácticamente en nada, si aceptamos las malas calificaciones y el comportamiento de nuestros estudiantes, y jóvenes adultos que ya han salido de las escuelas.

La conducta de los dominicanos, su comportamiento social, cada vez deja más que desear, en una fila, transitando, conduciendo, viajando a otros países, etc., y este comportamiento nos va acarreando cada vez más problemas y conflictos que deterioran las relaciones y los resultados, con una productividad no conveniente con las exigencias que hoy tienen los mercados.

Pero a pesar de estos síntomas tan evidentes, nuestros líderes sociales y políticos, no tienen en su agenda, propuestas que vayan en este sentido. Renovar el ciudadano. No entendemos que, todo lo que existe sobre la tierra, lo ha modificado el hombre para el hombre, y mientras mejores seamos, mejores cosas produciremos con menos recursos, menos conflictos, justo a tiempo.

Escuche a Juan Bosch darle un consejo a Balaguer sobre Jesucristo, el cual nunca puso un ladrillo sobre otro, y es recordado por la humanidad, más que aquellos que construyeron ciudades y monumentos. Porque Jesucristo sembró en sus seguidores, el amor por la gente, respeto ética social, y sus palabras fueron sustantivo y verbo. No con dádivas, pan y circo, salchichón y ron.

En la actualidad es más fácil dirigir una masa de ciudadanos analfabetos e incapaces de exigir sus derechos y mucho menos cumplir con sus deberes.

Las elecciones se acercan, y debemos aunar esfuerzo porque las cosas cambien de verdad, no en los titulares de periódicos. Los dominicanos tenemos una urgencia mayor que cualquier nación, ya que debemos sobrevivir y dentro de nuestras posibilidades ayudar a los hermanos haitianos.

No lo vamos a lograr si no tenemos mejores dominicanos, si no evitamos que nuestra juventud este emigrando a naciones ricas por mejores oportunidades, cuando necesitamos su talento para desarrollar nuestras oportunidades.

En nuestros partidos hay muchas personas con buenas intenciones, preparadas y con las mejores intenciones. Debemos unir voluntades para que los partidos entiendan la importancia de la educación no solo de sus militantes. Es una urgencia de primer orden.

El tiempo se agota, la juventud disminuye, debemos reaccionar, porque cada vez es más perentoria la necesidad de detener el deterioro social que crece como un cáncer en el cuerpo de una persona. Y si aún tenemos estos instrumentos como son los partidos, vamos a hacer un mejor esfuerzo porque asuman políticas sociales para mejorar nuestra calidad de vida.