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Así se alinearon EE.UU. y Europa para enfrentar a Rusia

Trump y el canciller aleman
📷 El canciller alemán Friedrich Merz conversa con el presidente estadounidense Donald Trump antes del inicio de la reunión plenaria del Consejo del Atlántico Norte en la cumbre de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) celebrada en La Haya el 25 de junio de 2025.

Líderes europeos y funcionarios de Donald Trump intensificaron contactos y negociaciones, logrando un frente común que busca aumentar la presión sobre Moscú y forzar negociaciones de paz en el conflicto ucraniano

“Todos debemos abrir nuestras carteras ahora”, instó el ministro de Defensa alemán Boris Pistorius durante una visita a Estados Unidos, en referencia al compromiso financiero de los países europeos para reforzar la defensa de Ucrania.

Esta declaración resume el giro que ha experimentado la política occidental hacia la guerra en Ucrania, tras una intensa campaña diplomática europea que logró modificar la postura del presidente estadounidense Donald Trump respecto a Vladimir Putin y la ayuda militar a Kiev.

En la noche del 11 de julio, tras observar imágenes de bombardeos rusos sobre ciudades ucranianas, Trump telefoneó al canciller alemán Friedrich Merz para expresar su frustración por la persistencia de la ofensiva rusa.

Según dos fuentes conocedoras de la conversación, Trump comunicó a Merz que estaba dispuesto a aceptar la propuesta que el líder alemán le había hecho días antes: emplear fondos alemanes para adquirir armas estadounidenses destinadas a Ucrania.

Esta decisión marcó un punto de inflexión en la relación de Trump con Putin y en la estrategia de apoyo occidental a Ucrania.

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La portavoz de la Casa Blanca, Anna Kelly, confirmó que “el presidente Trump ha expresado su frustración con Putin en público y en privado. Quiere detener la matanza y poner fin a esta guerra brutal, por eso está vendiendo armas estadounidenses a los miembros de la OTAN”.

El lunes, Trump fijó un plazo de 50 días para que Putin iniciara negociaciones serias, anunció un importante paquete de armas para Ucrania —financiado por países de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN)— y amenazó con nuevas sanciones económicas a Moscú si no avanzaba hacia el fin del conflicto.

Este cambio de rumbo fue el resultado de meses de presión por parte de líderes europeos, quienes consideraban que Putin no tenía intención de negociar y buscaba ampliar su control territorial en Ucrania.

De izquierda a derecha: el presidente estadounidense Donald Trump, Volodymyr Zelensky y el jefe de estado ruso Vladimir Putin.

Alemania, Francia, Reino Unido y otros países intensificaron su interlocución con la administración Trump, abriendo canales confidenciales con altos funcionarios estadounidenses. El presidente de Finlandia, Alexander Stubb, forjó una relación personal con Trump en un torneo de golf en Florida, mientras que Merz visitó la Casa Blanca el 5 de junio y mantuvo contacto semanal con el mandatario estadounidense, según fuentes alemanas.

El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, envió mensajes de texto elogiosos a Trump y llegó a llamarlo “papá” al manifestar su apoyo a la frustración del presidente estadounidense con Israel e Irán y su empeño en lograr un alto el fuego entre ambos países.

Durante la cumbre de la OTAN celebrada en los Países Bajos el 25 de junio, los estados miembros acordaron destinar 5% de su PIB a defensa, cumpliendo así una exigencia de larga data de Trump. En los meses previos, los líderes europeos convencieron al presidente ucraniano Volodymyr Zelensky de dialogar directamente con Trump y aceptar negociaciones incondicionales con Putin.

En paralelo, funcionarios europeos cultivaron relaciones con miembros del gabinete estadounidense considerados más favorables a Ucrania, como el secretario del Tesoro Scott Bessent y el secretario de Estado Marco Rubio, así como con legisladores republicanos pro-ucranianos.

El vicecanciller alemán Lars Klingbeil se reunió con Bessent, quien prometió interceder ante Trump sobre sanciones y armamento, según fuentes alemanas. El ministro de Exteriores alemán Johann Wadephul mantuvo contactos con Rubio, de acuerdo con personas al tanto de las conversaciones confidenciales.

Merz, empresario de éxito y piloto aficionado, ha logrado una sintonía con Trump que sus predecesores no alcanzaron, en parte gracias a su capacidad para comprometer fondos sustanciales en la compra de armas estadounidenses tras modificar la constitución alemana y permitir un endeudamiento prácticamente ilimitado. “Merz encontró el enfoque adecuado, y ahora puede hablar con Trump por teléfono y practicar la diplomacia del talonario”, afirmó Nico Lange, ex alto funcionario de defensa alemán. “A diferencia de Macron y otros, él realmente puede respaldar sus palabras con dinero”.

El mayor logro de los asesores de Merz fue que Trump abandonara su postura equidistante entre Moscú y Kiev, identificara a Rusia como agresor y aceptara reanudar los envíos de armas. “Al final, hablar no sirve. Hay que actuar. Hay que obtener resultados”, declaró Trump en el Despacho Oval durante su reunión del lunes con Rutte.

Zelenski y Trump acuerdan «reforzar los cielos de Ucrania» y tratan proyectos conjuntos de producción militar.

Hace dos semanas, el Pentágono había anunciado la suspensión del suministro de sistemas de defensa aérea Patriot y otras armas de precisión a Ucrania. Al conocer la noticia, Merz solicitó una llamada con Trump, que se realizó el 3 de julio desde el Despacho Oval, con la presencia del secretario de Defensa Pete Hegseth.

“Llamé para felicitarte por el 4 de julio y para ofrecerte un trato”, dijo Merz, según fuentes conocedoras de la conversación. La propuesta consistía en que Alemania compraría dos sistemas Patriot para Ucrania, ahora que Estados Unidos había interrumpido las exportaciones. Trump, sorprendido, preguntó a Hegseth por la situación y, días después, el Pentágono revirtió su decisión.

Durante esa llamada, Trump expresó su malestar por la actitud evasiva de Putin, aunque no se comprometió en ese momento a vender los sistemas a Alemania. El viernes siguiente, tras ver nuevas imágenes impactantes de Ucrania, Trump ofreció a Merz vender no dos, sino cinco sistemas Patriot en una llamada improvisada. Merz aceptó de inmediato, aunque debía negociar la financiación con otros líderes europeos.

Alemania probablemente enviará dos de sus propios sistemas Patriot a Ucrania y encargará reemplazos a Estados Unidos por un valor aproximado de $2.000 millones. Noruega adquirirá uno de los sistemas, mientras que Rutte mencionó a Canadá, Dinamarca y Finlandia como posibles contribuyentes.

En la esfera pública, Trump declaró el martes que Estados Unidos no planeaba suministrar misiles de largo alcance a Ucrania en el nuevo paquete de ayuda y advirtió a Kiev contra ataques a Moscú. Sus declaraciones ante la prensa en la Casa Blanca reflejaron su tendencia a alternar la presión sobre Rusia y Ucrania.

A comienzos de mes, Trump había sugerido a Zelensky llevar la guerra a territorio ruso y preguntó si podía atacar Moscú y San Petersburgo, según un alto funcionario ucraniano. La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, ofreció una versión distinta de la llamada del 4 de julio entre ambos líderes, asegurando que Trump “solo estaba haciendo una pregunta, no alentando más muertes”.

“Lo hacemos por nuestro propio interés”, afirmó Merz el martes. Según el canciller alemán, Estados Unidos y Europa ahora están alineados. “Ayudará a Ucrania a defenderse de la campaña de terror con bombas de Rusia. Solo así aumentará la presión sobre Moscú para negociar la paz”.

Fuente: Infobae

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