Creo firmemente en la libertad de todo ciudadano para aspirar a cualquier cargo electivo y en su derecho para realizar manifestaciones públicas en pro de sus propósitos políticos, pero repudio toda acción violenta que se ejerza en esas manifestaciones contra personas ajenas al debate partidista.
Para ser preciso, me refiero a la caravana proselitista por varios barrios de la capital que hizo anteayer el aspirante a la candidatura a síndico del Distrito Nacional por el Partido de la Liberación Dominicana, Elías Serulle. El señor Serulle debería dedicar un tiempito para decirle a sus seguidores que con su conducta atropellante no van a ganar más votos, sino rechazo, porque si son así sin tener todavía el gobierno municipal, ¿cómo actuarán cuando tengan el poder en sus manos?
El comentario lo hago por lo que pasó en la mencionada caravana: dos jóvenes que estaban en una esquina por donde pasó la caravana fueron agredidos y golpeados por dos seguidores del aspirante a candidato, con tanta rudeza que tuvieron que ser internados en una clínica, uno de ellos con el tabique de la nariz roto, heridas en el cráneo y ambos apaleados cruelmente por todo el cuerpo.
Así no puede ser nuestra campaña política. Así no puede ser nuestra conducta ciudadana. Así no se ganan simpatías ni votos para ningún cargo. Así no podemos pretender que se nos considere un país civilizado. Así no se puede hablar de democracia. Así no, Serulle, así no.