*Por Víctor Féliz Solano
Cuando se acerca alguna fecha festiva y que esta incluye un fin de semana largo, la alegría embarga todo mi ser, pues a pesar de que cada vez permanecen más personas en la ciudad durante estos asuetos, aún se puede apreciar una inusual paz y con ella disminuye dramáticamente el flujo de vehículos por las calles y avenidas de nuestra golpeada ciudad capital. No solamente respiramos un poco más de aire limpio, sino también, Santo Domingo de Guzmán se ofrece de manera colorida, cálida y sublime en su esencia cultural e histórica.
Recorrer la ciudad y admirar el arte público que poseemos, deleita el espíritu de todo artista que traemos dentro. Esculturas, monumentos y murales, preñan la capital de la nación por doquier. Esto es parte de nuestro patrimonio tangible que nos llena de orgullo patrio, sobre todo al saber, que muchas de estas expresiones artísticas son autorías de dominicanos que persiguen, con su comportamiento, emular a futuras generaciones en el camino de las bellas artes. A continuación, resaltaremos algunas de las más icónicas y debido a lo extenso del tema, prometemos concluirlo en nuestro próximo artículo.
Probablemente uno de los lugares más mágicos en el sur de la ciudad capital es el Parque Mirador Sur. Lleno de fuentes y esculturas que no solo resaltan la belleza y creatividad de sus autores de talla y prestigio global, sino que evocan nuestros pasajes históricos post conquista. La Fuente de la Poesía, del célebre escultor español Juan de Ávalos, los murales de José Ramírez Conde y Amable Sterling, la estatua de Caonabo de Abelardo Rodríguez Urdaneta, entre otras plazoletas y estanques, son un patrimonio valiosísimo que residentes y visitantes de esa parte de Santo Domingo, deben proteger a cualquier costo.
Cerca de allí, no podemos dejar de resaltar de manera muy especial la llamada Plaza de la Bandera y del Soldado Desconocido, cuyo nombre original correcto fue Plazoleta de la Independencia. “Una inmensa cruz, símbolo de la bandera y la redención identificable desde lo alto, en su centro, el arco de la unión del pueblo y en su corazón, el sepulcro del soldado que murió por la libertad de los dominicanos, un Arco del Triunfo se localiza en el centro; a los lados están dos ángeles que representan la gloria y el honor; al centro, bajo el arco, reaparece Juan de Ávalos con su gran escultura que representa a la “Madre Patria” que protege y sostiene al soldado caído por defenderla”. En el tope del arco esta la bandera dominicana.
El eje central de la avenida 27 de febrero, alberga un espacio que se deteriora con el paso de los días, “el bulevar de la 27”. Conceptualizado como un paseo peatonal, allí se alberga una notable colección de arte público nativo, siendo para quien escribe, el más completo, vibrante, diverso y atractivo espacio urbano de la capital de la nación. Luichy Martínez Richiez (El artístico), José Ramón Rotellini, Soucy de Pellerano, Bismarck Victoria, Jonnny Bonnelly, Joaquín Ciprian y Said Musa derramaron en un espacio no mayor de 900 metros todos sus talentos, dejando una impronta, que, a pesar del descuido y desidia, ha sido indeleble para todos los que por allí transitamos.
Más reciente podremos resaltar la escultura Juan Gómez ubicada en las esquinas Rómulo Betancourt y Winston Churchill donde inmortalizó a Casandra Damirón. Para algunos pasa inadvertida, pero sin dudas es una de las expresiones de arte urbano mejor colocada en intersecciones de vías concurridas.
Aún nos falta mucho por destacar y resaltar, héroes epopéyicos, patricios, conquistadores, entre otros serán parte de nuestro próximo encuentro.