La actividad arqueológica bajo el agua ha recibido diversos nombres a lo largo del tiempo: hidroarqueología, acqueología, arqueología marina, arqueología submarina y la más común de todas estas acepciones es la denominada arqueología subacuática.
Si quieren conocer la historia colonial y patrimonial de nuestros mares, es un deber visitar la Dirección General de Patrimonio Cultural Subacuático, creada en 1979, con la finalidad de “elaborar y ejecutar los programas de rescate de bienes culturales que duermen en las costas del país”; programas que abarcan “el estudio, rescate, restauración y puesta en valor de nuestros bienes sumergidos”.
La dirección es una dependencia del Ministerio de Cultura y tiene más de 30 años ejecutando programas de estudio, rescate, restauración y puesta en valor de los bienes sumergidos. Su valor está en los tesoros, instrumentos de uso cotidiano, mercancías y otros objetos que la entidad localiza, conserva y posteriormente entrega a los museos para consumo de las generaciones venideras.
Miles de pecios procedentes de al menos 20 naufragios se han encontrado en costas dominicanas, desde que fue creada la Dirección General del Patrimonio Cultural Subacuático (DGPCS), en febrero del 1979.
La arqueología subacuática es una rama de la arqueología que se ocupa del estudio y la conservación de los restos arqueológicos que se encuentran bajo el agua, como en ríos, lagos y océanos. Esta disciplina investiga naufragios, ciudades sumergidas, y otros artefactos o estructuras que han quedado sumergidos debido a cambios en el nivel del agua, inundaciones, o actividades humanas.
Los arqueólogos subacuáticos utilizan técnicas específicas, como buceo y tecnología de sonar, para localizar y documentar estos hallazgos. Además, se enfrentan a desafíos únicos, como la preservación de materiales que pueden deteriorarse rápidamente en un ambiente acuático. El objetivo es entender la historia humana a través de los restos que han estado protegidos por el agua durante siglos.
El pasado 1º de octubre, la Fundación Ramón Cáceres, situada en la capital madrileña, propició el `Encuentro sobre Arqueología Bajo el Mar. Galeones, Huracanes y Naufragios’, con la presencia de arqueólogos, historiadores y representantes de la Armada, la Oficina Técnica de Cooperación Internacional (AECID) y el Ministerio de Cultura de la República Dominicana.
Allí se produjo un interesante debate sobre la preservación del patrimonio subacuático compartido entre ambos países, que yace bajo nuestras aguas caribeñas.
Según ha pronunciado el viceministro Gamal Michelén: “En las costas dominicanas hay más de 65 naufragios españoles de los que sólo se conoce una docena de ellos. Su localización, identificación y preservación es una tarea urgente que ha de abordarse como patrimonio común entre España y la República Dominicana”.
La actividad se llevó a cabo para conmemorar este 2024 los 300 años del naufragio de los pecios del Guadalupe y el Tolosa en la bahía de Samaná. Lo que ha convertido esta fecha en una excelente ocasión, dicen desde la fundación, para «revisitar la historia de estos dos barcos mediante este encuentro hispano-dominicano sobre el patrimonio cultural subacuático».
Como siempre muchos expertos españoles de las más diversas áreas arqueológicas y casi nadie de lado dominicano. Lo que nos indica que está abandonada y desierta la evolución y desarrollo de la arqueología subacuática dominicana.