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La presidenta Cristina Fernández de Kirchner prohibió que los argentinos compraran moneda extranjera en 2012 después de que sus reservas se redujeron más que nunca en una década.
La prohibición fue un golpe para las propiedades en un mercado en el que la mayoría de los vendedores no aceptan pesos y sólo se manejan en dólares.
Los argentinos recurren a las propiedades inmuebles para proteger su patrimonio de una inflación que el año pasado llegó al 40% y de la caída de la moneda local.
Los argentinos cambiaron US$1,300 millones con el banco central y US$239 millones entre diciembre y febrero, la cifra más alta para un período de tres meses.