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Argentina ha informado cifras relativas a la inflación mucho más bajas que las estimaciones privadas desde 2007 cuando el entonces presidente Néstor Kirchner cambió el personal del Instituto Nacional de Estadística, una medida que llevó al Fondo Monetario Internacional a censurar al país por publicar datos inexactos.
Según el gobierno argentino, los precios al consumidor subieron 10,9 por ciento en 2013, menos de la mitad del aumento de 28 por ciento estimado por economistas privados y publicado por legisladores de la oposición.