Aquí estamos, Manolo

Aquí estamos, Manolo

Aquí estamos, Manolo

Rafael Chaljub Mejìa

Mañana veintiuno de diciembre se conmemora un aniversario más de la caída de Manuel Aurelio Tavárez Justo –Manolo-, y aunque parezca un ritual, cincuenta y seis años después, sigo diciendo lo mismo.

Aquí estamos, Manolo.

Llevo décadas escribiendo casi el mismo artículo con el mismo título. Hay que repetir la expresión en cada aniversario, más en estos tiempos en que tantos han tirado los principios revolucionarios por la borda.

Uno debe reiterarse y decirlo abiertamente para honrar la herencia de un prócer como aquel y para recordarse uno mismo que esto es un asunto serio.

Hay que decirles a quienes no lo sepan o lo hayan olvidado, que en esa ocasión cayó abatido un líder surgido del heroísmo y el valor; de moral limpia como las aguas frescas de los manantiales.

Aquel que en medio de la indignidad que impuso la tiranía trujillista, resumió en sí mismo, la vergüenza y el honor de toda una generación que venció el efecto paralizante del terror y se lanzó a la pelea por la libertad y la redención nacional y social de nuestra patria.

La expresión política de esos hombres y mujeres fue el Movimiento Revolucionario Catorce de Junio -1J4-; las Hermanas Mirabal y cientos de héroes y mártires más, incluyendo a los de Constanza, Maimón y Estero Hondo, le sirvieron de abono a los ideales de aquella agrupación y de fuente de inspiración a sus integrantes, muy especialmente a su gran líder, Manolo.

Cuando el golpe de septiembre de 1963 frustró el proceso de cambios que, bajo un gobierno decente y la Constitución más progresista de toda nuestra historia, se había abierto a dos años apenas del ajusticiamiento del déspota Rafael Trujillo, Manolo se levantó en armas por el retorno a la constitucionalidad.

Murió asesinado en el intento, pero señaló el camino por donde llegó el 24 de abril de 1965, y sobre todo, dejó la senda por la cual ascendió a la gloria, sembrada de ejemplos que más temprano que tarde habrán de dar sus frutos.

De eso no me cabe la menor duda y, con inconmovible convicción, te repito, Manolo, que aunque los años se llevaron al jovencito que se fue contigo a la guerrilla, aquí estamos. Aquí está el viejo, firme aun en medio de esta sequía moral, haciendo lo posible porque la cosecha que abonaste con tu sangre llegue pronto.



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