El aprendizaje se produce a lo largo de toda la vida y permite adaptarnos a un mundo cambiante permanentemente, en el cual es muy importante el autoconocimiento para transitar este camino de información exagerada y este mundo donde lo inmediato prima.
El cerebro humano es social y en acción continua, por lo que es capaz de aprender nuevas habilidades y conceptos a lo largo de toda la vida a través de las conexiones neuronales. Al ser el cerebro de naturaleza social, necesitamos relacionarnos con los demás, compartir, desarrollar habilidades para la socialización y nuestro crecimiento personal, la empatía y el compromiso además de la lealtad y la generosidad.
El cerebro está inundado de información, se pone en modo aprendizaje cuando es necesario, pero también en modo defensa y reactividad. O sea, siempre está despierto para responder a las demandas activando las zonas correspondientes, ya que funciona cooperando y haciendo sinergia entre áreas.
Tener todo lo anterior en cuenta, nos permite, sin importar la edad, modificar aprendizajes y conductas, ya que el cerebro goza de gran plasticidad que permite que tengamos capacidad de modificación y cambios beneficiosos personal y socialmente. Abrir la mente a un mundo de posibilidades y en lugar de tener una mentalidad fija, convertirla en una mentalidad de crecimiento continuo.
Al socializar, ser flexibles, autoconocernos, utilizar el pensamiento crítico adecuadamente, podemos crear vínculos afectivos que generan en nosotros, equilibrio emocional, mejora el Stress y la reactividad emocional y nos dispara la creatividad, la motivación, la capacidad cognitiva y la calidad de vida.