Apreciación del peso dominicano amenaza la competitividad de las exportaciones

La reciente apreciación del peso dominicano podría encarecer las exportaciones nacionales, reducir la competitividad en los mercados internacionales y amenazar la sostenibilidad de sectores clave como la manufactura, el turismo, las zonas francas y la agroexportación.
De acuerdo con el economista Luis Reyes, el fortalecimiento del peso encarece los bienes y servicios que exporta República Dominicana, lo que disminuye su atractivo en los mercados internacionales.
“Esta pérdida de competitividad es especialmente preocupante ante la amenaza de un posible aumento de aranceles por parte de Estados Unidos, nuestro principal socio comercial”, señaló a El Día.
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Reyes explicó que si el peso se aprecia entre un 3 % y un 4 % y, al mismo tiempo, se aplican aranceles de un 10 %, el efecto combinado podría representar una pérdida de competitividad de hasta un 13 % o 14 %.
Añadió que esto afectaría especialmente a las industrias manufactureras exportadoras, cuyos márgenes de beneficio suelen rondar el 15 %, reduciendo significativamente su rentabilidad.
A modo de referencia, dijo que en marzo el tipo de cambio promedio fue de 62.66 pesos por dólar, y hasta la fecha la moneda se ha apreciado en más de un 4 % respecto a los niveles más altos alcanzados este año.
Nelson Suárez coincidió en que la apreciación del peso impacta negativamente a sectores clave como las zonas francas, el turismo y las agroexportaciones.
“Cuando el peso se fortalece, nuestras exportaciones se encarecen, mientras que las importaciones se abaratan. Aunque esto beneficia a los consumidores locales, también favorece a los productores extranjeros y puede agravar el déficit de la balanza de pagos”, indicó.
Suárez también advirtió que esta situación puede afectar los niveles de producción y empleo en sectores orientados a la exportación, debilitando el crecimiento económico.
A su juicio, lo ideal sería mantener una tasa de cambio que refleje los niveles reales de productividad y competitividad de la economía dominicana frente al resto del mundo.
Resaltó que, desde la crisis bancaria de 2003, la política monetaria del país ha estado más enfocada en mantener la estabilidad cambiaria y evitar la inflación, incluso a costa del dinamismo del sector exportador.
“Parece que el objetivo principal del Banco Central no es solo controlar la inflación, sino sostener una sobrevaloración del peso que, aunque ayuda a contener precios internos, tiene efectos negativos sobre la producción nacional”, sostuvo Suárez.
El economista sugirió revisar el enfoque de la política cambiaria para garantizar un entorno más favorable a la competitividad, el empleo y el equilibrio externo, en un momento en que el país enfrenta desafíos crecientes en el comercio internacional.