males temporales

Ante males temporales

Ante males temporales

Los dominicanos debiéramos de tener una especialidad en el trato con las tormentas, grandes y pequeñas, y con una de las enfermedades tropicales más letales y de extendidos efectos entre nosotros: el dengue.

¡Pero no ocurre de esta manera!
En el primer caso, el de vérnoslas con las tormentas en la estación de las lluvias, nos pinta como a unos irresponsables que todo se lo dejamos a Dios, del que esperamos que desvíe los temporales, como si no fueran a pegarles a otros, mientras nosotros armamos una parranda con el día libre decretado para la prevención personal y resguardo de bienes.

Para el colmo, en medio de cualquier tormenta, así sea de aquellas con vientos moderados y mucha lluvia, a cualquiera le da con tirarse a un río o a un arroyo desbordado.

A Dios lo sobrecargamos de ruegos y tareas como si el mundo entero fuera un paraíso y su trabajo el ocuparse de nuestras irresponsabilidades.

El dengue es otra de las consecuencias del largo período de calor extremo, que suele ser de siete u ocho meses, y de las lluvias.

Según médicos y funcionarios, es una afección transmitida por un mosquito todo el año, pero con particular virulencia en los meses más calurosos.

En estos días hemos visto desde el Ministerio de Salud una intensa actividad destinada a que la población esté prevenida ante este mal, que puede llegar a ser mortal entre personas de cualquier edad, pero particularmente en los niños, los más expuestos a las picaduras de mosquitos.

Y como si fuera poco, entre los argumentos del Colegio Médico y sociedades especializadas para dejar sin efecto la paralización anunciada para los días jueves y viernes de esta semana estuvo la amenaza que representa el dengue para las capas más pobre de la sociedad dominicana.

Las autoridades deben ser diligentes, la CAASD, INAPA y las Coras incluidas, pero la población también, que debe evitar los criaderos de mosquitos en su entorno.



El Día

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