BERLÍN.– «La coalición de los perdedores». La expresión ya se propaga en Alemania para designar al próximo gobierno que Angela Merkel se prepara a dirigir tras el acuerdo alcanzado el viernes con los socialdemócratas, que sufrieron un serio revés en las elecciones de septiembre.
El acuerdo de principio del viernes entre los conservadores de Merkel y el SPD, al cabo de cinco días de difíciles negociaciones, allana el camino para que a fines de marzo se forme lo que el país llama «una gran coalición» entre las dos principales formaciones políticas.
«Pero en vez de gran, es una minicoalición ya que representan sólo 53% de los electores» según los resultados de los comicios de septiembre, subrayó el politólogo alemán Karl-Rudolf Korte al canal ZDF.
Una pequeña mayoría. En la anterior legislatura, los demócratacristianos del CDU de Angela Merkel, su aliado bávaro del CSU, así como el SPD representaban los dos tercios de los escaños. Pero en septiembre los partidos tradicionales fueron castigados.
La canciller se impuso, pero fue una de las peores elecciones de su movimiento, que sumó 33% de los votos, mientras que el SPD cayó a 20,5%. La extrema derecha irrumpió en la arena política sumando casi el 13% y el partido liberal también ingresó al Bundestag.
Perdedores
Tras el fracaso en las legislativas el SPD había anotado la «sanción» de los electores a la anterior «gran coalición», en la que participó (2013-2017), y proclamó que quería ahora una cura de oposición. Pero ante la imposibilidad de Merkel de formar un gobierno, el SPD revisó su posición.
«Los perdedores de la elección decidieron juntarse», comentó con sorna uno de los dirigentes de la izquierda radical, Dietmar Bartsch.
El semanario Der Spiegel ironizó recientemente sobre la «paleo-coalición» constituida por partidos y dirigentes similares a dinosaurios en un paisaje político que cambió.
Los conservadores y los socialdemócratas, rivales en principio en las ideas, ya gobernaron juntos durante ocho de los últimos doce años. Y están dispuestos a agregar cuatro años más de alianza gubernamental, con el riesgo de favorecer un poco más a la extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD).
Si la alianza continúa «regalarán al AfD nuevos éxitos en las elecciones regionales» advirtió el sábado en el Handelsblatt el politólogo Werner Patzelt. Los tres presidentes de los partidos que negociaron el acuerdo el viernes están incluso debilitados en sus propias formaciones.
Martin Schulz, líder del SPD, está en una silla eyectable desde su fracaso en las legislativas. Horst Seehofer, del CSU, que debería ocupar una cartera en próximo gobierno, acaba de ser marginado en su partido por una corriente opositora que se inquieta por el AfD.
En cuanto a la canciller, aunque no hay de momento ninguna figura en vista para reemplazarla, el debate sobre la era post Merkel comenzó. Son cada vez más los cuadros del partido que piden «rejuvenecer» la dirección.
La economía alemana pasa un buen momento, pero políticamente la canciller perdió puntos, entre otros con la crisis de los refugiados. Y el vacío de gobierno desde septiembre no la ayuda.
¿En estas condiciones podrá llegar al fin de su mandato de cuatro años? «Es del interés electoral de su partido que no lo haga», estima el politólogo Werner Patzelt, que apuesta a que la canciller deje el cargo de manera anticipada al cabo de dos años de gobierno. Una mayoría de los alemanes comparte esa opinión: 56% según un sondeo publicado esta semana.