Aneurisma cerebral: cuando un dolor de cabeza se convierte en mortal

Aneurisma cerebral: cuando un dolor de cabeza se convierte en mortal

Aneurisma cerebral: cuando un dolor de cabeza se convierte en mortal

En algunas ocasiones hemos escuchado de personas jóvenes los cuales de manera repentina sufren un cuadro de dolor de cabeza brusco, se desmayan y pueden inclusive fallecer.

Esta situación puede deberse a la ruptura de un aneurisma cerebral, de acuerdo a lo que expone el doctor Luis Eduardo Suazo, neurocirujano del Centro de Diagnóstico Medicina Avanzada y Telemedicina (Cedimat).

El especialista explica que esta dramática situación no es extraña, ni casual, agregando que se reporta que una de cada 50 personas en el mundo es portadora de un aneurisma cerebral; y que cada 18 minutos se rompe un aneurisma cerebral, produciendo una hemorragia, la cual puede ser fatal o invalidante.

“Entendemos por aneurisma una dilatación localizada en una arteria de 2 a 3 mm en el cerebro, en la cual el flujo sanguíneo debe ser lineal.

Esta se transforma en turbulenta por la división de dicha arteria, provocando un estrés hemodinámico a la pared de la arteria, el cual va conllevando a la formación de dicha patología”, detalla Suazo.

Habitualmente este tipo de lesiones tiene predisposición para personas jóvenes entre los 30 a los 50 años, con un fuerte predominio en las mujeres.

Factores de riesgo

Algunos factores de riesgo asociados con esta lesión son: la hipertensión arterial, el hábito de fumar, la historia de algún familiar que haya sufrido dicha enfermedad, la presencia de una malformación arteriovenosa cerebral, alguna enfermedad poliquística renal, y la raza, siendo esta más frecuente en la población negra y en los hispanos que en la población blanca.

Estadísticas y síntomas

El neurocirujano revela que cuando se produce la ruptura de un aneurisma cerebral, las cifras mundiales hablan de una mortalidad de 40 % por la magnitud de la primera hemorragia; y de los sobrevivientes, un 66 % presenta algún grado de secuela neurológica permanente, por lo tanto es primordial el diagnóstico temprano y el tratamiento oportuno.

Uno de los síntomas más frecuentes de un aneurisma cerebral es un cuadro de dolor de cabeza, relatado como el peor de su vida, seguido de náuseas, vómitos, rigidez en el cuello, visión doble o borrosa.

También pueden sentir mareos, dificultad para caminar, convulsiones, molestia a la luz (fotofobia) y caída de un párpado.

El doctor dijo que si se presentan algunos de los síntomas mencionados, es una alerta ante la presencia de esa lesión, por lo que se debe proceder de emergencia en la realización de una tomografía computarizada, la cual permite detectar generalmente si existe algún tipo de hemorragia cerebral.

La hemorragia subaracnoidea es aquella que se esparce por las cisternas de la base del cerebro.

El experto resalta que mediante la tomografía se puede confirmar si hay sangrado y, en este punto a través de una angiotomografía, una angiorresonancia o una angiografía cerebral, se puede visualizar el aneurisma responsable del sangrado.

El especialista dijo que de acuerdo al tamaño, forma y ubicación del aneurisma se decidirá el tratamiento adecuado para cada caso.

Opciones de tratamiento

El doctor Suazo cuenta que las opciones de tratamiento son dos: la cirugía abierta y neurocirugía endovascular, esta última mucho menos invasiva.

La neurocirugía endovascular es la primera opción para el tratamiento de aneurismas en muchos países del mundo.

El especialista expone que dicho procedimiento permite acceder más rápidamente y de una forma menos agresiva a la lesión.

Además explicó que esta presenta menores riesgos de infección, poca o ninguna necesidad de administración de antibióticos por el procedimiento, así como disminuye el tiempo de internamiento y la estadía en cuidados intensivos.

Igualmente, el galeno manifestó que en caso de existir algún tipo de lesión de la pared arterial propiamente dicha, esta permite la colocación de una malla metálica (stent), la cual refuerza la pared de la arteria, evitando una repetición de la lesión.



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