Es natural que recordemos personas y eventos que sucedieron en nuestra vida, con alegría, tristeza, admiración, nostalgia, agrado o desagrado.
Pero, cuando no solo recordamos sino que también comparamos o sufrimos a causa de los recuerdos, se convierte en inconveniente para nuestro avance hacia el futuro y el disfrute de nuestro presente.
Anclaje viene de ancla (fuerte pieza de hierro utilizada para inmovilizar y asegurar las embarcaciones).
Anclar significa arraigarse o quedarse en un lugar; aferrarse a una idea, actitud, pensamientos, sujetar algo fuertemente.
El anclaje emocional es una respuesta automática asociada ante un estímulo neutro que se dispara ante la sola presencia de ese estímulo.
El cerebro tiende a repetir una respuesta emocional ante un mismo estímulo.
Existen los anclajes positivos y negativos.
Los positivos nos ayudan a acceder a estados emocionales deseables, como el olor a café recién colado, un perfume, una canción que nos recuerde a un compañero sentimental o a un gran amigo, el olor a mar o naturaleza de los paseos escolares que proporcionan alegría y confianza.
Los negativos se refieren a estados emocionales no deseados que queremos superar, como peleas y discusiones, situaciones de maltrato físico o emocional, situaciones que provocaron miedo o ira, situaciones de violencia.
Los anclajes positivos producen alegría y bellos recuerdos, llevan a experiencias hermosas; los negativos provocan tristeza y ansiedad.
La PNL (programación neurolinguística), utiliza una técnica de anclaje para acceder a estados emocionales positivos, modificar comportamientos no deseados. Se entrena la mente para asociar ciertos estímulos con respuestas emocionales deseadas.