La frase ya es recurrente en los medios de comunicación. Proviene de fuentes policiales y forma parte de las muletillas que, como el “intercambio de disparos”, acompaña declaraciones cotidianas que se publican a diario.
Normalmente viene después de conocerse, por ejemplo, que “desconocidos” ultimaran de varios disparos a un joven; o de que otros desconocidos cometieran un asalto; y luego esos desconocidos son apresados, identificados y presentados como los autores de los delitos en cuestión.
Se vende con esa frase: “amplio prontuario delictivo”, la idea de que la Policía atrapó a un delincuente peligroso, con una trayectoria recurrente, violador de la ley y los derechos de los ciudadanos, que intranquilizaba a los moradores de cierto sector residencial.
La realidad es otra, y esa frase que citamos constituye un “mea culpa” de las autoridades. Demuestra que, en su momento, no se emplearon a fondo y detuvieron con el primer delito al delincuente; y este, suelto, siguió cometiendo crímenes hasta engordar y poseer un “amplio prontuario delictivo”.
La frase no habla bien del papel que deben jugar las autoridades. La institución de la “Ley y Orden” no puede, bajo ninguna circunstancia, admitir que no puede detener y someter a la Justicia a delincuentes hasta un momento en que, ya por su “amplio prontuario delictivo”, decide poner en movimiento todos sus recursos investigativos.
Esos casos no deberían promoverse, porque ponen en vergüenza a los que tienen que hacer su trabajo de vigilancia y defensa de la paz ciudadana.