Continuamos analizando el amor romántico. Esta vez compartimos lo que piensan autores modernos. Helen Fisher, antropóloga y bióloga norteamericana e investigadora del comportamiento humano, durante más de tres décadas se dedicó a analizar la Neurobiología de amor romántico.
Declaró que este no es una emoción, sino un impulso, una necesidad fisiológica del ser humano.
Según Fisher, es posible enamorarse tras tener buena actividad sexual. El estímulo de los genitales activa la producción de dopamina que es un neurotransmisor implicado en el apego.
Durante el orgasmo se liberan oxitocina y vasopresina que son hormonas relacionadas con el apego también, una de las características del amor romántico.
Esta química, junto a otros factores, como la atención que se podría brindar día a día a esta persona con la que se mantiene intimidad sexual, pueden provocar que lo que comenzó como una atracción sexual se convierte en amor.
Según Erich Fromm, psicoanalista, psicólogo social y filósofo humanista judío alemán, el amar es un buen arte y como buen arte requiere esfuerzo, disciplina, tiempo y no solo placer, es imprescindible que se llegue a un dominio profundo, tanto en la teoría como en la práctica.
Para Fromm, el amor romántico no es un sentimiento fácil, pues se trata de incorporar otra vida a la nuestra. Fundir la carne con el corazón del otro, sin perder la identidad.
El amor es un acto de voluntad. La decisión de amar implica cuidar, responsabilizarse, respetar y conocer.
Amar es una faculta que vamos entrenando con el tiempo.
Amar es una decisión consciente.