En todas partes se cuecen habas. La corrupción y el afán por el dinero se manifiestan de la misma manera en todas partes.
Por ejemplo, tanto en la nación más desarrollada y rica del mundo, como en la pequeña República Dominicana de nuestros amores.
Un grupo de ocho personas, tres de ellas mujeres, fue detenido el martes en el área de Los Ángeles, acusadas de imponerse ilícitamente, ellos mismos, desmesurados salarios que en algunos casos llegaron a doblar el sueldo del presidente de los Estados Unidos, Barack Obama.
Esta noticia me hizo recordar que aquí, en la República Dominicana, hay varios departamentos oficiales donde sus titulares y ejecutivos se han puesto sus propios sueldos, muchas veces exagerados y superiores al del presidente Leonel Fernández. La única diferencia es que, allá, en los Estados Unidos, esa gente acaba en la cárcel, mientras que aquí el resultado es un indetenible ascenso en la escala social.
Los detenidos en Los Ángeles son el alcalde de la ciudad de Bell, sus asistentes y algunos concejales, quienes se adjudicaron sueldos de unos 800,000 dólares anuales. La Fiscalía estima que los acusados se embolsillaron ilegalmente otros seis millones de dólares de dinero público, dinero que tendrán que devolver, aparte de la prisión que les toca cumplir.
¿Cuándo irán tras las rejas nuestros delincuentes de cuello blanco que se valen de sus posiciones para ordeñar la vaca del Estado? ¡Sueña, Pilarín!