Alimentos en la calle, costumbre irresistible y muy peligrosa

Alimentos en la calle, costumbre irresistible y muy peligrosa

Alimentos en la calle, costumbre irresistible y muy peligrosa

Es normal la venta en cualquier esquina de los barrios en todo el país. Elieser Tapia

Santo Domingo.-La agitada vida, el pluriempleo o la ausencia del mismo conllevan a que viejas tradiciones se perdieran y, en su lugar, llegaran otras a sustituirlas. Antes la gente desayunaba con unos buenos “trozos” de víveres, queso o huevo.

Claro, acompañado de un té, leche o el negrito de la mañana. como popularmente denominan al café.
Hoy día la gente anda como si viviera al límite, sale a toda prisa de sus hogares para llegar a tiempo a los trabajos, de paso dejar a los niños en las escuelas y, en otros casos, llegar puntual a la universidad.

Es normal la venta en cualquier esquina de los barrios en todo el país. elieser tapia
Algunos de los dueños de negocios no han recibido formación para manipular alimentos.

Los niños en modalidad de “zombi” sólo atinan a decir que tienen hambre, palabra que alerta a los padres para antes de dejarlos en la escuela o la guardería, deben parar a comprar un desayuno que satisfaga esa necesidad.

Esto no es una película, sino la realidad que se observa en las calles día por día y donde los negocios informales de ventas de alimentos suplen una demanda que se ha normalizado en el diario vivir del ciudadano.

Riesgo silente
Ese consumo no se detiene. En un lunes cualquiera, desde las primeras horas de la mañana hasta pasada la medianoche en cualquier sector se puede encontrar una casucha donde detenerse y “abrocharse” un plato de espaguetis bien salseado, con fritos y par de ruedas de salami. Este plato puede estar en ocasiones acompañado de una tajada de aguacate.

Otros optan por comidas más prácticas, por ejemplo, empanadas rellenas de huevo, queso y pollo, vegetales y jamón combinados con queso, o cualquier otra variedad que solicite el cliente.

Hay quienes apuestan a una alternativa más “light” y consumen frutas bañadas de miel convirtiéndolas en un plato perjudicial. Ya al salir de la jornada de labores y alguna fiesta puedes consumir un perro caliente, una yaroa, “picalonga” o, simplemente, un chimichurri en puestos ambulantes.

Los comensales atraídos y obnubilados por el hambre y la sed, sólo atinan a satisfacer su necesidad.

Ya sé que tienes la boca hecha agua con todas estas alternativas, sin embargo, muchos de estos alimentos pueden llegar a ser un veneno silente que guardan en sus sabrosos ingredientes un enemigo que poquito a poquito merma la salud del consumidor llevándolo en algunos casos a correr el riesgo de llevarte al hospital o al cementerio por un alimento mal manipulado.

Sin control

— Crecimiento
Cualquier persona puede tener un negocio de alimentos sin previa preparación ni autorización gubernamental, lo que desencadena una serie de daños directo a la gente y al Estado.

*Por D. Acosta/D. Bonilla