El dólar siempre andará detrás de los pesos y su precio dependerá de qué tan difícil le sea alcanzarlo.
En los periodos navideños coinciden dos fenómenos simultáneamente.
Uno es la entrada de más dólares que es lo usual con la llegada de dominicanos residentes en el extranjero, aumento de las remesas e inicio de la temporada alta del turismo.
El segundo aumenta el medio circulante por el pago de la regalía pascual en empresas privadas y entidades públicas, así como los planes de asistencia social.
Casi todo se va al consumo.
Entonces el precio del dólar dependerá de cuál de los dos fenómenos muestre más vigor.
Las autoridades del Banco Central tienen el complicado reto de mantener un equilibrio de un precio del dólar que no afecte la competitividad de la economía nacional, pero que tampoco dispare la inflación.
Todo eso sin control de precio y sólo incidido en un mercado libre.
El Banco Central ha mostrado gran destreza en ese manejo gracias, en gran medida, a la confianza que genera en el mercado de divisas y además por la inteligencia con la que ha incidido en el mismo.
La amplia reserva en moneda extranjera del Banco Central le permite hacer intervenciones en el mercado inyectando dólares, pero siempre lo sano es que ese libre mercado tenga sólo las intervenciones que mantengan la salud de la macroeconomía.
