La República Dominicana, como parte de un territorio insular, tiene muchas condiciones desfavorables cuando se presenta un huracán o una tormenta tropical.

No importa su intensidad.

De manera que cuando una onda tropical azota el país hay que pensar en un plan preventivo. Pero, ¿a quién debemos cuidar, en primer orden? ¿Propiedades, inmuebles, siembras? No. Se trata de bienes que pueden reponerse, tras una desgracia natural.

Debemos poner una particular atención a esa inmensa cantidad de niños que residen en los sectores más vulnerables, y que son muy propensos a contraer enfermedades, sobre todo dengue, malaria y leptospirosis.

Una tarea en la que los padres y las madres tienen una responsabilidad de primer orden, ya que los niños se bañan en agua de lluvia, en contenes o en estanques con aguas apozadas de las cañadas.

Hay que poner mucha atención a esos niños que habitan en La Vega, Monseñor Nouel, San Cristóbal, Sánchez Ramírez, María Trinidad Sánchez, Monte Plata, Duarte, Hato Mayor, El Seibo y Samaná, que son parte del grupo de provincias que se mantienen en alerta, de acuerdo al último boletín del Centro de Operaciones de Emergencias (COE). Sin duda que un plan de prevención es fundamental.