Santo Domingo. – La capitana del Ejército de la República Dominicana, Alba María Altagracia Montero Rojas, pasó sus últimos 46 días aferrada a la vida, con el coraje que siempre la caracterizó.
El pasado sábado, su corazón dejó de latir en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Ney Arias Lora, convirtiéndose en la víctima número 236 de la tragedia del Jet Set.
Aquella noche del 8 de abril, Alba, de 42 años, acudió con su esposo, el también capitán Randy Montero Rodríguez Cepeda, y otros parientes a disfrutar de la música de Rubby Pérez en el reconocido centro nocturno.
La velada que prometía ser un momento de alegría, terminó en una pesadilla que le arrebató no solo la vida a su esposo, sino también la suya semanas después, dejando a tres niñas huérfanas.
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Montero Rojas, madre de dos hijos de apenas 6 y 10 años, había dedicado su vida a servir a la patria con disciplina y valentía.
Fue la primera mujer del Ejército dominicano en dirigir una cárcel, rompiendo barreras en un ámbito dominado históricamente por hombres. Su historia es la de una mujer de temple, entregada a su deber y a su familia.
Lesiones graves
El director del Hospital Ney Arias Lora, doctor Julio Landrón, informó que durante estos 46 días el equipo médico no escatimó esfuerzos para salvarla.
Las lesiones que sufrió fueron graves: fracturas en la pelvis, columna y ambos brazos, resultado del impacto brutal que dejó la tragedia.
"Se le realizaron transfusiones masivas con 17 unidades de sangre, y aunque hubo momentos de recuperación, un sangrado pulmonar masivo y una parada cardiorrespiratoria le arrebataron la vida", explicó Landrón.
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