El Día 
Nos ufanamos de que estamos aprendiendo a vivir en democracia y una demostración de ello es que nuestros principales partidos políticos seleccionan a sus respectivos candidatos presidenciales mediante elecciones internas ejemplares.
Está claro que, para bien o para mal, existe una polarización bien definida en las preferencias políticas del país, protagonizada por el PLD y el PRD.
Todo lo demás, incluyendo al PRSC, es puro relleno. Hay, en nuestro universo, dos soles y veinte asteroides buscando bajo cuál árbol cobijarse.
Lo que nos falta ahora es un Debate, así, con mayúscula, entre los dos candidatos ya definidos de los partidos principales, para que nosotros los electores tengamos elementos de juicio de primera mano a la hora de depositar nuestro voto.
Que ninguno de los dos venga ahora con cuentos de camino para evadir el encuentro. Hay tiempo suficiente por delante para organizar un debate serio, respetuoso, con reglas claras previamente acordadas.
El encuentro debe ser televisado, desde luego, de manera que se vea y se escuche en todo el territorio nacional.
Y los temas serían seleccionados por entidades de prestigio y credibilidad, incluyendo algunas universidades.
Ahí está el reto.
