El presidente Luis Abinader ha sido coherente, desde la transición, en sus planteamientos con temas de gran importancia.
En la primera entrevista que concedió cuando era presidente electo señaló que daría relevancia a las relaciones bilaterales con Estados Unidos por ser este un país que acoge a dos millones de dominicanos, el principal socio comercial, el mayor emisor de remesas y el tradicional aliado estratégico de la República Dominicana.
También en materia de Relaciones Exteriores ha sido reiterativo en que la política frente Haití debe definirse sobre la base de que el gobierno del vecino país se esfuerce en controlar la migración ilegal y en que República Dominicana no puede con la pesada carga de darle atención sanitaria gratuita a los haitianos.
Pero el presidente Abinader ha sido reiterativo en la necesidad de una mayor inversión para el sector salud y enfrentar la pandemia del Covid-19.
En materia económica sus énfasis han sido la creación de empleos, fomentar la reactivación del turismo, incentivar la creación de nuevas empresas y preservar las ya existentes.
Todo eso matizado por el discurso anticorrupción y transparencia en el gobierno.
Se trata de una agenda prioritaria interesante. Lo importante es que todo el tren gubernamental la entienda y la ponga en marcha.